Todos extrañan las clases presenciales. Podríamos pensar que es solo una cuestión emocional pero la razón es metodológica, pedagógica y hasta de resultados. Los chicos no aprenden igual en casa con clases virtuales. Y si sumamos a la ecuación la inequidad, la Argentina se encuentra hoy en la realidad más desigual de la educación reciente.
El nivel de conexión, el espacio y el confort, el acceso a dispositivos adecuados, el nivel socioeducativo de los padres y el tiempo familiar para aportar a la educación hoy define la calidad de aprendizaje de cada alumno. Variables que en la mayoría de los casos no dependen de los chicos.
Alguien podría pensar que antes de la cuarentena estos factores también afectaban la educación. Es verdad. Pero la escuela era el elemento igualador. La cuarentena la desdibujó.
Según el último informe del Observatorio Argentinos por la Educación, el 95 por ciento de los estudiantes necesita algún tipo de ayuda por parte de los adultos para resolver las actividades escolares. Y en 9 de cada 10 hogares, son las mujeres la que adoptan este rol.
Esto demanda una atención extra por parte de las familias que ya vieron su rutina modificada por la cuarentena. Nuevamente aparece la desigualdad: los hogares con mayor posibilidad de ofrecer tiempo y calidad de acompañamientos tienen más oportunidades de aprendizaje. Lo mismo sucede con el espacio físico y la disponibilidad tecnológica.
El relevamiento se hizo en 262 familias de todo el país para detectar las modalidades de acompañamiento de los adultos en el aprendizaje de los chicos en la virtualidad.
El informe también revela el tiempo que los alumnos necesitan para resolver las actividades: el 45,8 por ciento destina menos de 3 horas por día a sus actividades escolares; el 42, 5 por ciento entre 3 y 6 horas por días y sólo el 9,6 por ciento dedica más de 6 horas diarias.
En cuanto a la relación con el docente, nuevamente se evidencia un esfuerzo por mantener el vínculo. Más de la mitad recibe correcciones de sus trabajos. El 61,4 por ciento cuenta con devoluciones de sus docentes de manera permanente y sólo un 10, 6 por ciento asegura que no tiene respuesta.
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Las correcciones y evaluaciones son en su mayoría conceptuales y no numéricas, tal como han recomendado las autoridades nacionales para esta etapa de formación.
En el informe exponen además de los estadísticas visiones que aportan análisis a los datos. Guillermina Tiramonti, investigadora de Flacso, asegura: “Que los alumnos necesiten en su gran mayoría apoyo de los adultos para hacer su tarea escolar da cuenta de un modelo pedagógico que otorga escasa autonomía a los alumnos para hacer su tarea. Cuando el docente construye su propuesta virtual sigue armando una actividad que lo supone a él o a un adulto como soporte”. Un dato clave para pensar la educación del futuro.
+ VIDEO: mirá el informe completo del Observatorio Argentinos por la Educación