Carlos Muñoz y su esposa son venezolanos. Ambos se dedican a hacer repartos en bicicleta.
A través de él nos adentramos en el novedoso mundo de los delivery que se coordinan a través de una App. Nos cuenta las claves para que su trabajo le permita vivir en Córdoba: “El teléfono celular nos dice dónde vamos, qué llevamos y cuánto vamos a cobrar”. Y ese teléfono es además el intermediario entre el cliente y él.
En su caso es totalmente independiente y valora la flexibilidad laboral: “Eso me permite estudiar y criar a nuestros hijos”, asegura. Las herramientas de trabajo, es decir la bicicleta, el celular, el casco y otros accesorios, pertenecen a quienes recorren las calles de la ciudad.
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Carlos explica que cuando “chilla” el teléfono nunca sabe exactamente dónde lo llevará, aunque tienen un radio de acción. Esa zona últimamente se agrandó, lo que exige que deban pedalear más distancias.
En la tarde noche aparecen las amenazas como el tránsito, la oscuridad, la inseguridad. Pero Carlos no deja de valorar lo bella que es Córdoba: “Es una ciudad muy linda para andar en bici”. La bicicleta es su principal capital y por eso nunca queda suelta, ya que son muy buscadas por los ladrones ocasionales.
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Por cada envío cobran en promedio 40 pesos, por lo que la propina que le puede dar el cliente es clave para ellos.
Por otra parte, desde el Hospital de Urgencias Municipal dicen que los accidentados en bici van en aumento. “En 2017 hubo 120 y la proyección de este 2018 supera los 180”, dice el subdirector del Maximiliano Tittarelli.
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