Guadalupe Acosta escribió como si ella fuera la mujer asesinada y su relato estremece cuando expresa lo que siente después de muerta.
La historia salió a cruzar todas las versiones de los sectores machistas, sexistas, misóginos o discriminatorios que le echan la culpa a las chicas por haberse buscado ese trágico final.
La carta se ha convertido en un mensaje de profunda reflexión por los crímenes de Marina Menegazzo y María José Coni.
La carta comienza así: "Ayer me mataron. Me negué a que me tocaran y con un palo me reventaron el cráneo. Me metieron una cuchillada y dejaron que muera desangrada"
"Pero peor que la muerte, fue la humillación que vino después. Desde el momento que tuvieron mi cuerpo inerte nadie se preguntó donde estaba el hijo de puta que acabo con mis sueños, mis esperanzas, mi vida"
No, más bien empezaron a hacerme preguntas inútiles. A mi, ¿Se imaginan? una muerta, que no puede hablar, que no puede defenderse.
¿Qué ropa tenías?
¿Por qué andabas sola?
¿Cómo una mujer va a viajar sin compañía?
Te metiste en un barrio peligroso, ¿Qué esperabas?
"Cuestionaron a mis padres, por darme alas, por dejar que sea independiente, como cualquier ser humano. Les dijeron que seguro andabamos drogadas y lo buscamos, que algo hicimos, que ellos deberían habernos tenido vigiladas"
Este es el texto completo: