¿La tragedia podría haberse evitado? Es una pregunta incómoda pero necesaria. Sobre todo cuando uno conoce los planos originales del poyecto donde hoy funciona el Centro Cultural Córdoba y el Archivo Histórico Provincial.
Había baranda. Un vallado sobre toda la parte alta de la estructura que hubiera impedido desde el inicio la posibilidad de deslizarse. El lugar utilizado para practicar culipatín jamás hubiera sido accesible para el público.
La parte roja marca el lugar de la baranda que nunca se construyó.
Por ahora los arquitectos Iván Castañeda, Alejandro Cohen, Cristián Nanzer, Inés Saal, Juan Salassa y Santiago Tissot, no quieren hablar. Esperan la reunión con las autoridades provinciales luego de la muerte de una nena de 12 años que golpeó su cabeza mientras se deslizaba por el techo del edificio del Centro Cultural Córdoba.
Los arquitectos no saben si la decisión de no construir las barandas fue del gobierno provincial o la empresa encargada de ejecutar la obra. Sin embargo, esa discusión hoy toma otra relevancia.
Según la investigación que realizó la periodista de El Doce, Luján Agüero, en el sitio Archdaily pueden observarse los planos originales del proyecto donde hoy funciona además del Centro Cultural, el Archivo Histórico Provincial. El sitio es consultado de manera permanente por profesionales vinculados a la construcción y el diseño de interiores.
En los planos originales puede verse claramente el diseño de una baranda de contención que incluía un mirador al que sólo podía accederse de manera segura. La parte más alta de la construcción era inaccesible para los visitantes. Recordemos que fue precisamente en ese lugar donde Selene Córdoba golpeó su cabeza y murió como consecuencia del golpe.
En la descripción del Centro Cultural puede leerse que “el proyecto busca simular las olas del mar que rodean el faro del Bicentenario” y agrega: “este espacio urbano se articula sobre tres elementos básicos: la construcción de escaleras (pabellón), el faro; de 102 metros de alto; que da la distancia de la perspectiva y la avenida”.
Es precisamente el sector desde donde niños y adolescentes se tiran para practicar “culipatín” y donde se colocaron paravalanchas, el lugar que estaba previsto proteger con barandas para evitar la circulación de personas. En la foto actual puede verse claramente que nunca fue construido.
La única forma de acceder a la zona más alta de la construcción era a través de un mirador preparado para tal fin. Sin embargo, con la obra ejecutada puede verse que el único lugar vallado es el espacio abierto en la mole de cemento y el mirador pero el resto de la obra está abierta a la circulación del público. Mirá el video.