El hambre es una de las consecuencias más temidas de la pandemia en el mundo. Los más vulnerables de la sociedad sienten el impacto primero. De hecho en los barrios más marginales de nuestra Córdoba, los comedores solidarios se multiplicaron en cuestión de días apenas se decretó la cuarentena.
La necesidad de alimentos para llenar esas ollas solidarias es el sustento de las quejas de quienes trabajan para la comunidad y no tienen fondos para adquirirlos.
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Ante esta realidad, la Facultad de Ciencias Agropecuarias (FCA) implementó el Plan de Asistencia Social Alimentaria (P.A.S.A) y destinó varias parcelas de su campo-escuela para sembrar verduras, hortalizas y legumbres para la ayuda solidaria. Profesores y alumnos asumieron la responsabilidad de producir alimentos, mientras generaban a su vez nuevos aprendizajes.
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“Queremos darle comida de calidad a los que menos tienen”, dice uno de los alumnos que participó en el proyecto. Mientras tanto, el profesor Ing. Marcelo Blanco explica cómo se cosechan las verduras de hojas verdes y cómo se las prepara para el traslado, previa limpieza.
Desde el programa de alimentación informaron que entre abril y septiembre del 2020 generaron el equivalente a 126.000 platos de comida, teniendo en cuenta que cada plato requiere 650 calorías.
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"Si solo hubieran consumido lo producido por la facultad sería esta cantidad, pero como se agregan otros elementos como carnes y fideos creemos que rindió mucho más”, dice Marcelo Conrero, Decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarios.
El campo es sin dudas la esperanza de alimentación de la humanidad. Conocer el ciclo de desarrollo de cada variedad es una ciencia que se perfecciona gracias al estudio y la práctica, y en este caso con el condimento de la solidaridad.