Marketing o viveza criolla. Podemos poner el nombre que deseáramos, pero lo cierto es que los supermercados también se las ingenian para hacernos gastar lo máximo posible. Y eso, en tiempos de crisis, puede complicarnos más de la cuenta llegar a fin de mes. A continuación, compartimos los 10 trucos para que no caigas:
1) Obligados a recorrer: los productos de primera necesidad -como la leche- están siempre al fondo. Repasá: en el trayecto, posiblemente hayas comprado productos que no tenías planeados.
2) Carritos con freno: casi siempre los changuitos no se destacan por deslizarse a la perfección y nos hacen ir más lento. Además, están inclinados para que los empujemos con la mano izquierda y dejar la derecha -la hábil para la mayoría de la gente- libre.
3) La tentación en la caja: es el sector más rentable de los supermercados y muchos, inclusive, tienen empleados que negocian con las empresas a qué productos se les dará prioridad. En ese sentido, ganan por goleada las golosinas.
4) De derecha a izquierda: en las góndolas derechas, se colocan los productos más tentadores. En las izquierdas, los básicos. Así vamos haciendo zigzag y nuestra billetera derrapa.
5) Música para los oídos: según los especialistas en marketing, la música lenta relaja al consumidor y lo hace tomarse más tiempo para comprar.
6) Nos chocamos con las marcas más caras: están habitualmente a la altura de los ojos. Las segundas marcas, en cambio, se ubican en la parte baja de las góndolas.
7) Los chicos, abajo: en el caso de elementos para chicos, la regla se invierte y sus productos preferidos están en las estanterías más bajas.
8) Precios psicológicos: a la conocida estrategia para poner centésimos y no números redondos, también los precios terminan casi siempre en 5 o 9, números que son más atractivos para el consumidor.
9) Los colores: los cálidos atraen al local y los fríos permiten la contemplación y vender más.
10) El apuro mata al bolsillo: la clave para cuidar el bolsillo y no gastar de más es, simplemente, planificar. Saber qué necesitamos, qué gustos nos podemos dar y, sobre todo, qué compras son absolutamente evitables. En este caso, mientras más rápido, más caro.