Río Gallegos, la ciudad más austral del continente argentino, está a 667 kilómetros de las Islas Malvinas. La guerra en ese lugar no se vivió de la misma forma que se vivió debajo del obelisco. Hace 40 años los santacruceños y también los fueguinos sentían los ruidos de los aviones que iban al Atlántico Sur, vivían los “oscurecimientos” y sentían bien de cerca la amenaza del enemigo. Si algo no salía como en los planes del enemigo, Río Gallegos era posible blanco de bombardeos de los ingleses.
Es por eso que quizás aún hoy en el extremo sur del país el recuerdo de la guerra vibra intensa y profundamente entre sus habitantes. Sumado a que un sureño hoy, 2 de abril, respira el mismo aire frío que respiraron los soldados y siente ese mismo viento capaz de sacarte lágrimas de los ojos.
+ Algunas de las veteranas que participaron de la guerra:
Por todo eso y mucho más es que para la fotógrafa riogalleguense Ivy Perrando Schaller la cuestión Malvinas siempre fue motivo de preguntas y más preguntas. Hasta que un día investigando dio con los nombres de las mujeres de Malvinas. Las 16 mujeres que habían tenido participación en lo que se conoció como el TOAS, el Teatro de Operaciones del Atlántico.
Durante tres años, buscó a cada una de ellas, 12 estaban vivas. A las 12 las contactó, se tomó un café con ellas, les agradeció todo lo que había hecho por la patria y cuando pensaba que ahí iba a terminar su misión, surgieron los testimonios, los recuerdos, poner en palabras el dolor, la experiencia y las fotos.
“Después de esas charlas vino la idea de hacerles las fotos, elegimos juntas cada retrato. Ellas eligen como quieren mostrarse. Algunas accedieron de entrada. Con otras fue un proceso más largo”, cuenta Perrando Schaller.
Están los retratos y los testimonios grabados de cada una de ellas que en un futuro cercano será libro: “Valientes: una historia de mujeres” ya tiene la tapa. Por lo pronto, la semana que viene se inaugura en Río Gallegos la muestra de fotos.
“Durante tres años viajé a Buenos Aires y Mar del Plata para encontrarlas y hacer este trabajo. Ellas son muy modestas, a muchas no les gusta el autobombo, pero es importante que los argentinos sepamos que hubo mujeres en Malvinas”, dice ella.
Estas mujeres, consideradas veteranas de guerra por el Estado argentino son: Susana Mazza, Silvia Barrera, María Marta Lemme, Norma Etel Navarro, María Cecilia Riccheri y María Angélica Sendes, todas instrumentadoras quirúrgicas que se anotaron como voluntarias para el Hospital Militar Malvinas de Puerto Argentino, pero que fueron finalmente fueron destinadas al buque hospital Almirante Irízar.
+ VIDEO: El testimonio de la fotógrafa en Noticiero Doce:
Otras seis pertenecían a la Marina Mercante: Mariana Florinda Soneira, Marta Beatriz Giménez y Graciela Liliana Gerónimo estuvieron en el San Blas; Doris Renee West en el Formosa y Olga Graciela Cáceres y Marcia Noemí Marchesotti en el Río Cincel. Por su parte, María Liliana Colino participó de evacuaciones aeromédicas en el Teatro de Operaciones para la Fuerza Aérea. Cierran la lista Maureen Dolan, Silvia Storey y Cristina María Cormack, descendientes de malvinenses que fueron enviadas a las islas por la Armada luego de la recuperación.
+ Silvia Barrera, instrumentadora quirúrgica en la guerra:
Según todos los testimonios recogidos las veteranas son mujeres que no quieren que las vean como “víctimas” porque decidieron estar ahí, a diferencia de muchos varones que no les dieron opción. “Tienen orgullo de lo que hicieron, si es necesario irían de nuevo y siempre te hacen saber que su interés estaba en los que estaban en la línea de fuego, en los que estaban muriendo por la enorme cantidad de errores que tuvo esta guerra. La narrativa común que tienen es el costo humano que significó Malvinas”, cuenta la fotógrafa y documentalista.
A la pregunta por qué la sociedad tardó tanto tiempo en enterarse de que hubo mujeres en la guerra, ella lo adjudica a varios factores: la “desmalvinización”, la caprichosa memoria del pueblo argentino, la mirada de los medios de comunicación porteñocéntrica y el proceso propio, porque “no es fácil hablar de Malvinas”.
Para finalizar una frase de Ivy resume muy bien el espíritu de este trabajo: “Las mujeres de Malvinas es una ficha de un rompecabeza entre 20 mil fichas, pero si esa ficha no está el rompecabeza está incompleto.
+ Liliana Colino, única veterana de Fuerza Aérea reconocida por el Congreso:
+ Doris West, una de las poquísimas mujeres que pudieron desembarcar en las islas:
+ Etel Navarro, otra veterana de la guerra: