El 9 de mayo de 2012, con 55 votos a favor y una abstención, el Senado de la Nación Argentina aprobó la Ley de Identidad de Género.
Se trató de la primera ley a nivel mundial que no patologiza las identidades trans y permite acceder al cambio registral a través de un trámite administrativo, sin necesidad de acreditar pericias médicas, intervenciones quirúrgicas o tratamientos hormonales. Además, reconoce el derecho a la salud integral.
“Nos salva la vida. Porque nos otorga un derecho fundamental que es el derecho a ser. El derecho a la identidad. Porque sin identidad no sos nadie, no sos nada, no existís”, admite ahora un referente del tema, a diez años de la sanción de la ley.
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Karim Alejandro (y otras 12.654 personas) rectificaron su DNI desde que se reglamentó la Ley de Identidad de Género hace exactamente una década. Karim es un cordobés trans que comenzó su transición en 2014, aunque siempre supo que era un varón.
En diálogo con el periodista de El Doce Mariano Cardarelli, el activista contó cómo fue su infancia en la que, de chico, descubrió que él se sentía varón a partir de un libro de ficción que tenía su mamá.
El acompañamiento de su familia y los cambios en la sociedad fueron claves para afrontar ese proceso de transición, aunque el cofundador de Trans Argentinos reconoce que aún falta mucho.
Hoy, desde diferentes espacios, Karim busca facilitar ese proceso a niños y adolescentes que están viviendo y sintiendo una situación similar. Personas que buscan una identidad y que pueden tenerla.