Luciano llegó puntual e impecablemente vestido al estudio de grabación (MI OTRO YO- viernes 21 hs. Canal C). Me saludó cordialmente y le apunté de su buen corte de cabello: "Cortarme el pelo, fue mi primer paso en esta transición".
Esa persona que se sentó frente a mí, vino a contarme con mucha valentía, todo lo que tuvo que pasar para poder verse como se sintió desde siempre: UN HOMBRE. "Desde chico siempre tuve aspecto masculino, en la forma de vestirme, en mis gustos, en todo".
Luciano nació en un pueblo muy chico (Villa Santa Rosa) bajo el nombre de Anabella, y el solo hecho de vivir casi como en una gran familia, en donde todos se conocen, lo condicionaba para tomar la decisión de cambiar su identidad.
"En un pueblo, afrontar una decisión así siempre es más difícil, porque en las grandes ciudades se ve mayor tolerancia".
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Luciano me trajo fotos de su cumpleaños de 15, en donde se ve a una hermosa mujercita con vestido largo. Dice no tener rencores con la mujer que dejó atrás: “Siento que Anabella vive en mí, y es ella y su fuerza la que me ayudaron a ser Luciano”.
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También habló de sus miedos. Y del momento de enfrentar a sus amigos y a sus familiares: "Con mi mamá me costó mucho hablar este tema. Sin embargo, por más que ella no quería este cambio, nunca me compró un juguete de niña".
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Hoy, tiene un nuevo documento de identidad, que lleva su nombre con género masculino. Sigue trabajando en la municipalidad del pueblo, como cuando era Anabella, y es feliz de mantener a su grupo de amigos y compañeros de trabajo, aún después de haber tomado una decisión que puede resultar muy polémica para los pobladores de su pequeño lugar.
"Al comienzo tuve miedo de perder a mis amigos, sentí temor al que dirán. Pero luego fui sintiendo la aceptación de todos".