Las 800.000 hectáreas, entre la laguna, bañados y pastizales que se ubican en el noreste de Córdoba, formarán el máximo ícono naturalista y turístico de Argentina.
En el 2014 la ONG "Aves Argentinas" inició la gestión para la transformación de la reserva hídrica en Parque Nacional. La iniciativa busca socorrer, entre otras especies, al medio millón de aves que sobrevuelan la zona.
En marzo pasado, los gobiernos de la nación y la provincia decidieron cooperar para la creación de esta gran zona protegida. Ambas autoridades aún deben definir cuáles serán los límites y superficie. Además, resta resolver la cesión de dominios públicos y privados en favor de la Administración de Parques Nacionales.
El proyecto, con participación legislativa, estipula que 200 mil hectáreas donde hay una veintena de poblaciones, erigidas alrededor del espejo de agua, conserven la categoría de reserva natural. De esta manera, se trata de apuntalar el desarrollo turístico.
En tanto será necesario expropiar 800 mil hectáreas de tierras o confiar en que algunos emprendimientos privados, con fines filantrópicos, las compren y cedan.
En el espejo de agua salada más grande de Latinoamérica y en sus zonas verdes viven unos 100.000 flamencos y algunas especies en peligro, como el aguará guazú, el mapache cangrejero y el conejo de monte.
Además de este parque (se llamaría "Mar de Ansenuza") y el de la Quebrada del Condorito, se avanza en la creación de un tercero en tierras mediterráneas. Córdoba planea expropiar 105.000 hectáreas de chaco seco ubicadas en el oeste de Córdoba que pertenecen a la herencia de Manubens Calvet.
Luego de quitar y pagar las tierras de esta fortuna en litigio de más de 400 millones de dólares, la Provincia se las cedería a la Nación con la idea de proteger bosques, matorrales y la rica biodiversidad de la zona.