El 29 de mayo de 2017, un sangriento hecho enlutó a la localidad de Los Cedros, en el Valle de Paravachasca. Ana Rosa Barrera (46) fue encontrada muerta en un descampado cerca de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) después de varios días desaparecida.
De acuerdo a lo que reveló la autopsia, la mujer sufrió varios golpes a mazazos en la cabeza y terminó con hundimiento de cráneo. El cadáver apareció descuartizado. Su pareja, Marcelo Ferraretto (53), confesó el crimen.
El martes comenzó el juicio por el femicidio. El acusado por homicidio doblemente agravado por el vínculo y por violencia de género está siendo juzgado en la Cámara 11ª del Crimen y podría recibir prisión perpetua en caso de ser hallado culpable.
"Me puse loco, no sé con qué la golpeé"
Este jueves, mientras se desarrollaba el juicio por tercer día consecutivo, Ferraretto admitió que la asesinó, aunque no dio detalles. Sin embargo, confesó por qué lo hizo con un escalofriante testimonio, según informaron en La Voz.
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“Ella me decía que ya no la satisfacía, que me era infiel. Me puse loco, no sé con qué la golpeé", admitió el femicida ante el jurado de la Cámara. "En un momento que estaba dormido en la mesa, me levanté y me acuesto en la cama. Esto lo viví como un sueño, lo viví como algo irreal, como algo en el aire. La verdad que fuera de mis cabales... no hubiese hecho nunca algo así estando en plena consciencia", continuó narrando.
"Les pido perdón a toda la sociedad, a los familiares, sus seres queridos, hasta a mis familiares, porque están mal con esto", expresó entre lágrimas.