Fernando Matías Vila que fue condenado por homicidio en estado de emoción violenta. El hombre mató de puntazos con un arma blanca al abusador de su hija, José Dagoberto López Uribe, pero un jurado popular decidió que no tiene que ir preso después de haber estado en la cárcel.
“Hacía rato que estábamos esperando esta noticia”, dijo Vila en diálogo con el medio local La Brújula 24. El crimen ocurrió el 20 de octubre de 2019 en una vivienda de Bahía Blanca. Momentos antes se había enterado que López Uribe había abusado de una de sus tres hijas.
Confesión
“Mi señora acompañó a mi nena al baño que aún estaba en el fondo porque todavía estábamos construyendo. La nena insistía con que le dolía un pecho, mi mujer le empezó a preguntar por qué, si se había golpeado o algo y empezó a contarle”, relató.
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Según dijo, la familia vivió durante dos años en un departamento que estaba detrás de la casa de López Uribe. “Ella cuenta que cuando estábamos ahí en varias ocasiones la había tocado, le metía la mano en la ropa interior y esas cosas”, continuó Vila.
La madre de la niña le contó a su pareja lo que había ocurrido: “A mí se me nubló la vista. Agarré la moto que tenía en ese entonces y me fui a la casa del tipo. Y pasó lo que pasó”.
Crimen
Vila contó que tomó un cuchillo que había sobre la mesada y comenzó a herirlo. “Me bajé de la moto y lo encaré. Lo maté. Pero tampoco sabía que lo había matado hasta que me entregué en la comisaría. Imaginé que lo había lastimado”, apuntó.
Le dijo a su esposa lo que había hecho y se dirigió a la sede policial para entregarse. “Les dije que había lastimado al violador de mi hija, me metieron en una oficina y fueron a la dirección que les pasé”, relató. Y continuó: “Cuando volvieron me trasladaron al calabozo y uno de los policías me dijo que ya estaba muerto”.
Arrepentimiento
Fernando Matías Vila aseguró que se arrepiente del crimen: “Hace tres años que vengo viviendo un calvario. Perdí mi trabajo y con la pandemia tampoco pude encontrar trabajo”. Aunque intentó vender comidas desde su casa, no pudo conseguir estabilidad económica. Por estos días regresó a trabajar como albañil y es el único ingreso de la familia.
Por último, el hombre se refirió al estado actual de su hija abusada. “Todavía sigue mal. Tratamos de apoyarla en todo pero igual no va a los cumpleaños y con los chicos del barrio tampoco se junta”. Comentó que tuvo que dejar de recibir asistencia psicológica porque no pudieron seguir pagando.