La comitiva que acompaña a la esposa de Barack Obama movilizó a los porteños que viven en San Telmo. Los autos blindados ocuparon las pequeñas calles del tradicional barrio. Michelle estaba antojada y no podía seguir el día, sin antes probar la carne argentina.
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Tal como ocurrió en La Habana, los dueños de la parrilla nunca supieron que la reserva era para la esposa de Obama, porque en realidad fue hecha con otro nombre.
A media mañana notaron movimientos extraños en los alrededores. Muchos vehículos con vidrios polarizados iban y venían por la calle Chile al 594, pero nunca pensaron que al mediodía llegaría la comensal menos esperada.
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Alrededor del mediodía, apareció un vehículo fuertemente custodiado y bajó Michelle con sus dos hijas Sasha, Malia, y su madre.
Dos mozos bilingües se ocuparon de atender a la primera dama en un salón especial que tiene la tradicional parrilla porteña, que quedó muy custodiado, mientras los otros clientes seguían sin entender lo que estaba pasando en el local .
A la hora de ordenar los platos, las Obama pidieron de entrada provoleta y como plato principal ojo de bife y lomo acopmpañado por ensaladas y papas fritas. Para beber pidieron agua sin gas y vino DV Catena Malbec.