La violencia que en los últimos meses atravesó a Córdoba generó una convocatoria multitudinaria de la Iglesia Católica a la que se sumó el Comité Interreligioso por la Paz (Comipaz). La consigna fue: "Basta de droga, basta de violencia".
Frente a la Catedral, el arzobispo Ángel Sixto Rossi envió un contundente mensaje con un llamado de atención a las autoridades. Sus palabras fueron recibidas en la primera fila por funcionarios de la Provincia y del Municipio, entre ellos el intendente y candidato a gobernador, Martín Llaryora.
También estuvieron el ministro de Gobierno y Seguridad, Julián López, el secretario de Seguridad, Claudio Stampalija, y el viceintendente y candidato a intendente, Daniel Passerini, el secretario de Gobierno municipal, Miguel Siciliano. Además se vio allí a la senadora nacional del PRO, Carmen Álvarez Rivero.
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Rossi remarcó que el reclamo realizado este lunes "no es la consigna de ninguna facción, porque es la de todos". Y añadió: "Que el tema central sea no la tajada propia, egoísta, sino el bien común de nuestra gente, el cuidado de todos y especialmente de los más débiles".
Al exponer la preocupación por el avance de las drogas, el arzobispo subrayó: "Este anhelo tampoco es exclusividad de ninguna religión. Es un lugar sagrado que nos une a todos los credos, es un templo común donde hay lugar también para quienes no profesan ninguna fe, donde descalzamos el alma, juntamos las manos, donde lloramos y rezamos".
Rossi enfatizó que frente a estas problemáticas "algunos tienen más responsabilidad que otros, pero de esta no zafa nadie". En cuanto a la educación, alertó: "Nos desespera la deserción de los chicos en el colegio, las aulas despobladas, reemplazadas por una esquina del barrio o un rincón de la placita".
"Somos conscientes que hay realidades que los ciudadanos del llano no podemos manejar, que superan nuestras modestas posibilidades. Cuestiones de macroeconomías, de alta política, de juego de los poderosos, que ciertamente a la mayoría nos superan, pero que está al alcance de instituciones que sí pueden y deben administrar para el bien común", consideró.
Por otra parte, el arzobispo de Córdoba advirtió sobre el aumento de la pobreza y declaró: "Tenemos la obligación cívica del compromiso con los marginados y sufrientes".
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El mensaje del padre Oberlin
En este sentido también se manifestó el padre Mariano Oberlin, quien hace poco más de una semana denunció un ataque a tiros contra un centro de rehabilitación que coordina.
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"La idea no es acusar a nadie, sino pedir que entre todos hagamos desde el lugar que le corresponde", puntualizó en Telenoche. "Hay lugares que para el común de los ciudadanos son inaccesibles, por eso que a quien le corresponda que lo haga y que el resto de los ciudadanos por lo menos hagamos visible esto que nos pasa todos los días", agregó.
Tras firmarse un acta de compromiso, el padre Oberlin indicó: "Una cosa que repitió el obispo es que estamos a tiempo. Hay un montón de cosas que nos preocupan pero todavia estamos a tiempo de hacer algo para que nos permita vivir dignamente".