La batalla contra los piojos nos tiene en alerta todo el año, y el CONICET aporta un dato que nos permite entender por qué es tan difícil combatir los piojos de las cabecitas de los argentinos.
Es que en nuestro país los parásitos son “superpiojos” o “piojos superpoderosos”, rebeldes y difíciles de combatir, porque mutaron. “En los ensayos de laboratorio, los piojos argentinos están entre los más resistentes del mundo a los tratamientos”, dice el doctor en biología Ariel Toloza, investigador del CONICET. “El químico que se aplicó en el país durante años, hizo que mutaran y se volvieran más fuertes”, describe.
El error parece haber sido no usar otros químicos alternativos. “A diferencia de lo que sucedió en otras partes del mundo, acá se usaron por décadas tratamientos en base a permetrina, una sustancia química que antes era muy efectiva. Pero el mercado no ofreció drogas alternativas”.
Y los piojos evolucionaron…
Apuntando a la efectividad del producto que los mataba, los parásitos empezaran a mutar su ADN, logrando desarrollar respuestas y sobrevivir. Así con los años aumentó la concentración del fármaco, con un techo puesto por el riesgo de intoxicación, y las lociones dejaron de matar. De cada 100 piojos exterminados, sobrevivieron los dos o tres más fuertes, y a lo largo de los años, éstos generaron las generaciones más resistentes.
Tratamientos nuevos más efectivos
Una de las terapias se consigue en farmacias y se trata de compuestos que no contienen insecticidas. Se aplica una especie de película o film inmovilizante para el parásito, por lo que los piojos quedan envueltos, se les bloquean las tráqueas y mueren por deshidratación.
De todos modos, los expertos dicen que estamos lejos de ganar la batalla: “Mientras haya personas con pelo, van a existir los piojos”, dijo Toloza, entre risas.