Este martes todas las miradas volvieron a posarse sobre la planta de líquidos cloacales de Bajo Grande. Por los problemas que son sabidos en Alberdi y en Villa Páez, que derivó sus consecuencias al río Suquía, la Justicia de Córdoba apuntó directamente contra el espacio ubicado a las afueras de la Capital.
Mientras los vecinos de ambos barrios de la ciudad atraviesan momentos de drama desde hace varias semanas por los desbordes cloacales, el juzgado en lo Civil y Comercial determinó que hubo un daño ambiental colectivo al Suquía debido a las fallas en Bajo Grande y por eso responsabilizó a la Municipalidad de Córdoba y al Gobierno de la Provincia.
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Este fallo es apenas la primera acusación sobre un problema de contaminación que lleva años en Córdoba y que siempre fue denunciado por ambientalistas y vecinos de las zonas aledañanas a la planta. 17 años después, la Justicia actuó y comenzó a culpabilizar a los gobiernos.
En 2015, El Doce ya había mostrado públicamente el depolorable estado de la planta de Bajo Grande tras la imputación a 53 emplados. Luego, en marzo del año pasado, otro informe de este medio expuso las aguas contaminadas que llegan al río Suquía desde la planta.
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Los reclamos y denuncias fueron sumándose con el paso del tiempo, desde hace ya muchos años, pero las autoridades siempre miraron para otro lado. "Por hora pasan 10 millones de litros de agua por la planta de las cuales solo se tratan un 30% y muy deficientemente porque más del 50% de la planta no está en funcionamiento", relató a Telenoche Agustín Luna del Foro Ambiental de Córdoba, poniendo en evidencia el grave estado del lugar.
Chacras de la Merced, la zona olvidada que vive entre cloacas
La contaminación diaria de la planta de Bajo Grande afecta a toda la población y a su entorno. Cientos de vecinos que se encuentran aguas abajo de la planta vienen advirtiendo acerca de las peligrosas condiciones en las que viven desde hace años.
Familias de Chacras de la Merced llevan a cabo su rutina literalmente entre cloacas, moscas y olor nauseabundo. "Al barrio Ciudad Esperanza la hicieron cloacas, cloacas que desbordan y casas que se inundan. Se rompió un caño y nunca más lo arreglaron", contó Karina, una vecina del lugar.
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Y agregó: "Esta zona es muy transitada. Por niños que van a la escuela y familias enteras que van a trabajar, y convivimos con esto". La gente de la zona no para de expresar su preocupación, principalmente porque ese sector era un importante cinturón verde que quedó arruinado por la contaminación.
"Las cloacas siguen yendo al río y los que sufrimos somos la gente de Chacras de la Merced. Somos olvidados y solo existimos para los votos", sentenció la mujer, con total resignación.
Un eterno problema estructural
A Bajo Grande entran de 8 a 10 mil metros cúbicos por hora y sólo puede tratar entre 3 a 4 mil metros cúbicos por hora. Por la falta de insumos y el gran porcentaje que no se encuentra en funcionamiento, el resto se clora y va directo al río Suquía, contaminando desde Córdoba hasta la Laguna Mar Chiquita.
"Lamentablemente la planta no funciona como corresponde. Estamos trabajando a un 30% por deficiencias estructurales y en unidades de tratamiento", indicó un delegado del lugar.
Gustavo Albeza detalló que "solo un canal" trabaja con normalidad. "Ese líquida ingresa, se le hace un desbaste, por unos ductos va a cloración y todo el resto lamentablemente desemboca al río. Eso es lo que está pasando en Bajo Grande", agregó.
+ VIDEO: la cruda realidad, en la palabra de un delegado:
Por último, el delagado hizo referencia a la situación actual en Alberdi y Villa Páez y aseguró: "Son las consecuencias. El accidente en esos barrios, en comparación de lo que es Bajo Grande, es una gotita de agua en un océano".