Criollos, pan francés, facturas, cañoncitos, chalitas... la lista es interminable. Los placeres de una panadería están muy metidos en la vida de los cordobeses. Desde la tira diaria de mignon para desayunar hasta un cafecito al paso, las confiterías tienen ese "no se qué".
En el marco del Día del Panadero, Todo Córdoba recorrió las instalaciones de tres de las panaderías más emblemáticas del interior provincial. Se trata de La Europea, ubicada en el centro de Cosquín, La Palma, emplazada en San Francisco y Otermin, de Río Cuarto.
"Me gusta todo. Me encanta la atención de los dueños. Para Pascua, las empanadas de aquí son únicas", aseguró una clienta sobre el negocio coscoíno. En consonancia con la mujer, otro hombre remarcó la calidad en la atención, aunque hizo hincapié en las masas que vende el lugar.
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Del otro lado del mostrador, el dueño de La Europea, llamado Jorge, reflejó sus sentimientos hacia su lugar en el mundo. "Es todo. Es el patio de nuestra casa. Toda la vida transcurrió en estas cuatro paredes", afirmó.
También, hizo un breve repaso de la historia de la confitería. "Todo se debe a mis abuelos que vinieron desde España. Ellos sí que pusieron el lomo y dejaron la vida. Yo lo encontré bastante hecho, lo continuamos y lo defendimos a rajatabla", expresó, emocionado.
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280 kilómetros más al este, San Francisco tiene a la histórica confitería La Palma. Una de sus dueñas, Cris, reveló que el lugar tiene más de 100 años en la ciudad y desde 1975 que su familia está a cargo.
Por último, Panadería Otermin de Río Cuarto deslumbra a los clientes con su producción artesanal. "Hace 17 años que soy panadero. Seguí por herencia familiar", manifestó uno de los trabajadores del local.
Todos coincidieron en una cosa: ser panadero es una vocación.