Franco Ferraro tenía 29 años cuando fue asesinado en aquel golpe comando de la madrugada del 16 de febrero de 2018, en barrio Nueva Córdoba. Fue uno de los primeros en llegar al edificio de calle Rondeau al 84 tras el llamado al 101 de vecinos del departamento asaltado, donde funcionaba una presunta financiera ilegal. En medio de un intercambio de tiros con delincuentes, una bala impactó en su cabeza.
Este miércoles, llegó el final del juicio. Diego Tremarchi, Ariel Murúa Rodríguez y Ariel Gramajo fueron condenados a prisión perpetua. El jurado popular consideró que el crimen de Ferraro lo cometieron para lograr impunidad o consumar otro delito. Sus cómplices, Ricardo Serravalle y Rolando Hidalgo, cayeron abatidos esa misma noche de verano.
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Francisco Ferraro, papá de Franco, dejó de ser comisario de la Policía de la Provincia hace siete años. Conocía en profundidad a la institución. Por eso, le insistió en reiteradas ocasiones a su hijo para que no fuera policía y siguiera con el profesorado de Ciencias Naturales.
Sin embargo, no pudo lograrlo. El carácter de Franco y las ganas de integrar la fuerza fueron mucho más fuerte. "Creo que todo hace al destino de cada persona que haya sido policía, contrario a mis deseos", aseguró en diálogo con El Doce.
"No tuvieron un cerebro que les dijera no, no van a subir porque esto no es para ustedes"
Después de la sentencia, el hombre reconoció que cuando su hijo se desempeñaba en el sector de motocicletas de la Policía, tenía un jefe que los mentalizó diciendo que su labor era la más importante. A su parecer, estaba equivocado porque no tenían experiencia y sostuvo que esa madrugada del tiroteo fueron directo a la boca del lobo.
"No tuvieron un jefe, no tuvieron un cerebro que les dijera no, no van a subir porque esto no es para ustedes, esto es realmente para gente que está preparada. Ellos no estaban preparados para eso", sentenció apenado.
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Repercusiones políticas del fallo: contaminación en la escena del crimen
La Justicia pide investigar a los funcionarios de la Secretaría de Seguridad y a los jefes policiales que estuvieron en el lugar del hecho. El ex secretario de Seguridad, Diego Hak, actual legislador de Hacemos por Córdoba, fue el primero en llegar ese 16 de febrero de 2018.
Francisco Ferraro fue contundente sobre la corrupción en la Policía y apuntó contra el jefe Gustavo Vélez: "Estamos siendo manejados por políticos que, al fin y al cabo, son todos unos corruptos, unos delincuentes. Estamos manejados por delincuentes y un jefe de policía que es un hombre manejado. Si bien es cierto, es un puesto político, pero lo manejan, es una marioneta".