“Estaban llenos de vida, súper bien”. Con esa simple frase Matías Salemme recuerda a sus padres Gustavo, de 67 años, y Adriana, de 62: dos médicos cordobeses víctimas del coronavirus.
Se contagiaron en septiembre y fallecieron el 9 y el 16 de octubre. La mujer contrajo el COVID-19 en su lugar de trabajo, el Hospital Privado de la Ciudad de Córdoba.
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“Prestaron servicio hasta el último día que pudieron y siempre dieron su vida por los demás”, remarcó su hijo Matías con una paradoja que tristemente se hizo real en esta pandemia.
El COVID-19, una tragedia
Matías hizo hincapié en que ninguno de sus padres tenía patologías previas y hasta aseguró que “estaban en su mejor momento”. Sin embargo pasaron apenas dos semanas entre el momento en que su papá Gustavo fue internado y el día de su muerte: en ese momento su mamá Adriana ya estaba inconsciente y falleció días después.
“Lo que yo viví no se lo deseo a nadie”
“Esto es jodido de verdad”, resumió el joven e insistió en que nadie está exento a que el coronavirus le afecte con gravedad, ya que su abuela de 87 años se contagió y logró recuperarse, pero hay personas más jóvenes como sus padres que no logran superarlo.
Mensaje
“Más allá de lo que piensen políticamente y de la cuarentena, el virus existe. Cumpliendo los protocolos se reduce la posibilidad de contagio y, si todos tenemos un poco de conciencia social y somos solidarios, creo que podemos transitar este momento tan crítico y angustiante de una manera un poco más saludable”, reflexionó Matías.
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“Lo que yo viví no se lo deseo a nadie. Nos tenemos que cuidar y no ser irresponsables”, cerró en diálogo con Noticiero Doce.