La vida de Lázaro está en peligro y Córdoba no sale de la conmoción por el ataque en patota que lo dejó con un daño cerebral irreversible. El adolescente de 13 años está internado en el Hospital de Niños tras la brutal agresión que recibió en la plaza Jerónimo del Barco.
Con el pasar de los días, personas que presenciaron el hecho dieron su versión. Mario es un remisero que ayudó a Agustín, el amigo de la víctima, a salir del ataque. “Sentía que gritaban detrás mío ‘auxilio, socorro’. Cuando el pibe se para al lado mío, otro le quiere pegar y le dije que se suba al auto”, relató en radio Mitre Córdoba sobre el momento en el que se encontró con la violenta escena.
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Según contó, el chico seguía parado al lado de su taxi cuando otro adolescente lo empujó hacia atrás. “Le pegaban patadas en el cuerpo y la cara y otro venía a sacarle las zapatillas”, sumó el remisero.
En ese momento los echó para evitar que le siguieran pegado a Agustín. “Lo agarré y le dije que lo llevaba hasta el puente Zípoli donde está la Policía”, comentó y recordó que el niño repetía: “Mi amiguito, mi amiguito”. Él nunca vio a Lázaro porque “lo corrieron para otro lado”.
Para Mario, los integrantes de la patota “no tenían más de 13 a 15 años”. “Eran varios, siete chicos”, contabilizó y recordó que uno tenía un cinto en la mano con la parte de la hebilla colgando, listo para pegar.
Sin poder contener las lágrimas, el remisero confesó que siente “bronca e impotencia”. “Tengo un nieto de 15 años, está todo mal acá. Me da bronca, todos somos padres y abuelos”, lamentó y admitió que teme que su nieto sufra un hecho similar.