Gerardo Amuchástegui dio su vida por la salud. El médico trabajaba en el Hospital Privado desde 1992 y diez años después se convirtió en el director del establecimiento. A los 65 años, su última batalla fue contra el coronavirus, una enfermedad que sorprendió a todo el mundo hace poco tiempo y que acabó con él hace poco más de dos meses.
El legado que dejó en el ámbito de la salud privada de Córdoba será para siempre. "A lo largo de la vida me demostró que a la verdadera vocación no hay con qué darle. Con eso se nace y con eso se muere, y así fue", admitió a El Doce la esposa del doctor.
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El Covid-19 también significó un nuevo desafío para su vida. "El miedo que se generó le hacía mucho daño a Gerardo. Entonces hacía lo posible para combatirlo", contó Silvia Sarsfield. Mientras que su hija, María Amuchásteguí, agregó al respecto: "Se asustó y después buscó lo mejor para poder sobrellevar la situación. Fue un convencido de hacerle frente a la pandemia".
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En este nuevo escenario mundial, el profesional pensaba que era el momento para achicar brechas entre el sístema público y privado de la provincia. "Lo único que le quedó fue que quería que el ámbito público sea igual al privado", dijo su otra hija, Ángeles, con la voz quebrada.
Su pérdida significó un fuerte golpe para la familia, pero ellas eligen recordarlo como el padre y esposo que fue.
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"Se fue en paz y tranquilo, creo que se coronó su muerte. Mi despedida fue un codazo y todo en una baldosa fría. Me llegó a decir 'si yo no vuelvo a nuestra casa, te espero en el cielo", conmemoró Silvia sobre aquel último encuentro.