A las 2 de la mañana del sábado 26 de julio de 2014, Fernando Güere Pellico salió con su primo Maximiliano a comprar bebida en su moto. Cerca de su casa en el humilde barrio Los Cortaderos, un patrullero con dos policías los siguió.
Según la pericia de la Justicia, el primer balazo de los agentes impactó en la pierna de Maximiliano. El segundo fue fatal: dio en la espalda de Güere, que falleció desangrado minutos después. Desde ese momento arrancaron una serie de irregularidades que la investigación comprobó, dejando a Lucas Chávez y Rubén Leiva, hoy detenidos en Bouwer, al borde del juicio.
De acuerdo al expediente, el reporte policial de las 4 de la mañana, luego de la muerte, informó que "no había novedades". Sin embargo, a media mañana, Chávez y Leiva entregaron un acta con una foto de un disparo en la camioneta de la fuerza y declararon un "enfrentamiento". En esas horas de diferencia, Leiva visitó a un mecánico de la zona y le pidió un arma "porque se mandó una macana".
Con las pruebas en mano, el fiscal actualmente jubilado Pablo Molina pidió la imputación por homicidio calificado y agravado contra los dos policías. Si se los encuentra culpables, podrían recibir cadena perpetua. Mientras tanto, a un año de la muerte, la mamá de Güere sigue denunciando "gatillo fácil" y llorando a su hijo: