Vapear se ha vuelto cada vez más común entre jóvenes, adolescentes e incluso niños. Consiste en inhalar a través de un dispositivo conocido como cigarrillo electrónico o vapeador, el cual contiene un líquido que se calienta. Estos líquidos suelen tener una alta concentración de nicotina y otras sustancias tóxicas.
Muchos creen que vapear es menos perjudicial que fumar cigarrillos tradicionales, pero los expertos advierten que el vapeo puede ser igualmente o más dañino. ¿Qué factores impulsan su uso entre los más pequeños? ¿Qué dice la legislación sobre estos productos de tabaco y/o nicotina?
Existe una amplia variedad de dispositivos diseñados para vapear: desechables, recargables, con batería, enchufables, entre otros. Han evolucionado desde su creación muchas veces los jóvenes los utilizan como un “accesorio” en reuniones sociales. Los líquidos que emplean están disponibles en diferentes sabores, como fruta, menta, vainilla y tropical. El aroma que desprenden es agradable y suave, lo que hace que en muchas reuniones en espacios cerrados se permita vapear, ya que no queda el típico olor del cigarrillo convencional.
Según una encuesta realizada por la Fundación Interamericana del Corazón en la ciudad de Buenos Aires, el 69% de los adolescentes accede a un vapeador porque alguien se lo ofrece. Otro 14% lo recibe como regalo, el 6% lo compra por internet y el 4% en kioscos. Estos datos refuerzan la idea de que son productos que se consumen mayormente en ámbitos sociales.
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“Los estudios clínicos muestran que estos productos no ayudan a dejar de fumar”, explicó Mario Bedosti, coordinador del área de incidencia de la fundación, a El Doce. Agregó que lo que ocurre en general es un consumo dual, donde se utilizan vapeadores y cigarrillos tradicionales simultáneamente.
El año pasado, la Organización Mundial de la Salud instó a los Estados a tomar medidas frente a la creciente popularidad de este consumo entre los jóvenes, añadió Bedosti.
Qué dicen las regulaciones en Argentina
Desde 2011, está prohibida la importación, distribución, comercialización y publicidad de cigarrillos electrónicos y cualquier dispositivo similar que use cartuchos con nicotina. “El problema radica en la dificultad para implementar estas normas”, señaló el experto.
La venta está prohibida para todo el público, pero debería controlarse aún más la venta a menores de 18 años, debido a que se trata de sustancias con nicotina.
Datos del Ministerio de Salud revelan que en Argentina mueren 45.000 personas anualmente por el consumo de tabaco, lo que representa el 14% del total de fallecimientos a nivel nacional. Además, genera un costo médico directo anual de más de $196 mil millones, según cifras del 2020. “Es una moda que enciende las alarmas de la salud pública”, concluyó Bedosti.