Este 29 de julio se cumplen 14 años de la partida de Bam Bam Miranda, uno de los percusionistas más icónicos del cuarteto y figura clave en la historia de La Mona Jiménez. El reconocido músico se despidió de este plano en el año 2011 de una forma muy especial tras descompensarse en pleno escenario del Teatro San Martín.
+MIRÁ MÁS: La emoción del Conejo Rivarola al recordar a Bam Bam: “Todas las bandas querían sonar como La Mona”
En diálogo exclusivo con Cuarteteando, Alejandro “Pochi” Marambio lo recordó con emoción y gratitud. El compatriota atesoró los inicios de su carrera acompañado por Bam Bam, y además destacó su gran amistad desde niños.
Pochi es un cantante con una trayectoria destacada en la música latina, referente del género “Reggae peruano”. El artista compartió la profunda admiración que sentía por su amigo: “Me acuerdo que él no apuntaba nada pero todo lo asimilaba, era un estudioso natural”.
Sobre su talento innato, Marambio destacó una virtud poco común: “Para todo era voraz y potente, sus manos eran como dos ladrillos con fuerza pero a la vez suaves, él tenía esa capacidad de ´chicotear´ el tambor, tenía esa virtud“.
Conmovido por el recuerdo del día en que Bam Bam falleció, Pochi consideró el poético final de su amigo. “Yo sentí que fue una suerte apagarse en un escenario. Aparte de la tristeza, sentí que había vivido con intensidad, como siempre fue”.
Entre las anécdotas, Marambio relató una experiencia en un local de Barranco, en Perú, donde un músico le hizo recordar de inmediato a su colega. “Presté atención y el que tocaba lo hacía parecido a Bam Bam. Me acerqué y le dije: ‘Oye, ¿tú eres alumno de Bam Bam?’, y él respondió que sí, que quería tocar como él. Fue bien grato tener esa conexión”.

Otro momento que marcó su amistad ocurrió durante un viaje a Nueva York en la fábrica de Latin Percussion. “Justo salía uno de los dueños y él le dijo ‘Oye, yo soy Bam Bam’, entonces el hombre le dio órdenes a sus empleados ‘Denle lo que quiera’ , y le fabricaron tambores batá a medida. Él dijo: ‘Este señor no me conoce porque seguro hay muchos Bam Bam, pero yo no me duermo nunca’”.
Pochi cerró su homenaje recordando el cariño que los unía: “Tuvimos mucho cariño, sé que él también. Luego dejamos de vernos cuando viajó a Argentina, solo nos comunicamos por teléfono. Lo extrañé bastante”. Una amistad y un legado que, como el ritmo del tambor que tanto amaba, sigue resonando en la memoria de quienes lo conocieron.