Con la camiseta de Bam Bam Miranda, el fallecido percusionista que acompañó a La Mona Jiménez durante 20 años y con el que lo comparó en la noche que cumplió su sueño, Benjamín aún no sale de la emoción.
Lleva la música en la sangre. A los dos años comenzó a tocar las congas y nunca más dejó de hacerlo. El pequeño crack compartió escenario con el Mandamás en Sociedad Belgrano y reveló algunas anécdotas.
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“Me preparé un tema para tocar, pero La Mona se había olvidado y entonces tocamos ‘La Huella’”, confesó entre risas. Pero eso no fue todo, también tomó coraje y le hizo una propuesta a todas las chicas que habían ido al baile: les pidió que lo esperaran afuera para darles un beso, aunque no tuvo nada de suerte.
Benjamín nació en una familia de músicos y lleva el ritmo en su cuerpo. Sus padres están orgullosos y muy felices porque, con tan solo nueve años, hizo realidad un gran deseo que no olvidará jamás.