Fue una noche especial, de esas que cualquier jimenero no olvidará jamás. La alegría se respiraba en el aire, porque volvió la Mona, volvió el Rey y tras 45 días de estar en pausa, todos sus súbditos volvieron a vivir.
Desde temprano, las redes sociales se inundaron de fotos de previas y asados. La gente estaba feliz.
La Mona llegó pasadas las dos de la mañana, radiante, vestido de rojo brillante. "Este mes y medio fue una tortura”, dijo a los medios, confirmando lo que ya todos sabíamos. Él pidió regresar, a pesar de la negativa de su entorno para querer cuidarlo.
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Ahí estaban todos: sus hijos, sus nietos, hasta su mamá, que con 90 años y recién recuperada de una quebradura de cadera estuvo ahí, haciéndole el aguante a su hijo en primera fila.
Y la Mona volvió, subió al escenario y en silencio los miró a los ojos, una a una a esas más de 15 mil almas que se hicieron presentes para verlo brillar.
“Quería verlos, los extrañaba”, les dijo, y empezó a correr la magia. “Seguí, seguí, seguí, seguí en carrera. Poné, poné, poné, poné primera”: esa canción que es como un himno para recordar cada vez que uno tropieza contra las adversidades, se la cantó a él mismo durante todo este tiempo que estuvo fuera.
“Para volver, lo intento todo para volver”, siguió, y cada canción decía una verdad. Y entre pausa y pausa el “soy Jiménez" retumbaba en las paredes de ese salón colmado de alegría. “Eso me levanta la vida, el corazón, son todo”, les respondió el mandamás.
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Y este día también era especial por otra causa: era el cumpleaños de Juana Delseri, la gran responsable de que todo esto fuera posible.
“Desde el día que apareciste en mi vida yo sabía que tenías que venir a protegerme”, le dijo a la distancia, y todos le agradecieron cantándole el feliz cumpleaños. “Y pase lo que pase, voy a quererte igual(...)Te sigo amando tanto, que no hay punto final. Mientras sigas viviendo, se que te voy a amar”, y para ese momento sus hijas no podían contener la emoción de ver como su papá le expresaba su amor a esa mujer tan incondicional en su vida, a pesar de las adversidades.
Lo que siguió fue una verdadera fiesta, un reencuentro que estuvo a la altura de lo que se merecía ver volver a los escenarios al ídolo más grande que dio esta provincia después de un susto que nos hizo pensar en cualquier cosa. Pero el destino quiso que vuelva a estar ahí, cantandole a su gente, tocándole el corazón, haciéndola feliz. Y el próximo viernes hay Sargento: tranquilos, volvió Jiménez.
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