Durante casi 22 años, los domingos al mediodía fueron sinónimo de cuarteto en la tv cordobesa. El 6 de octubre de 1996 se emitió el primer programa de Ritmo Punta. Conducido de manera ininterrumpida por Héctor Grande, por su pantalla pasaron absolutamente todos los artistas que hicieron grande nuestra música.
“Cuando empezamos todavía no teníamos lista la escenografía, pero decidimos hacerlo igual. Salí yo, sentado en una banqueta, con una cortina de fondo y las bailarinas”, recuerda el conductor. El programa por ese entonces se hacía en los estudios de la calle Juan de Garay en Barrio Pueyrredón (hoy, ShowSport). Días atrás se había realizado la tradicional fiesta de la primavera de Radio Suquía en el Parque Sarmiento y pusieron las imágenes del show de Jean Carlos, sumado a un video de Julio Iglesias.
Es que cuando comenzó, no todo era cuarteto. El ciclo surgió con el objetivo de difundir a la música característica de Córdoba pero con el empuje de artistas populares de otros géneros. Gracias al convenio con las compañías discográficas, llegaron a pasar el Paz Martínez, Soledad, José Luis Perales, Los Nocheros, entre otros. Media hora de cuarteto y media otra para otros ritmos.
Pero el formato fue cambiando y pasado el primer año el tunga tunga se convirtió en protagonista exclusivo de los mediodías de El Doce. Una orquesta, ocho temas, 35 minutos de música. Así funcionó durante años.
+ La clásica apertura era con Héctor y las bailarinas frente a la tribuna:
En un principio se grababa con público, pero con el tiempo eso tuvo que cambiar. Las bandas se hacían cada vez más populares y era muy difícil para la producción manejar a la gente.
La escenografía también fue cambiando. De Barrio Pueyrredón se mudaron a la Maipú (hoy La Morocha), y después directamente a los bailes. “Yo grababa antes de que comience el artista, hacía los copetes con la gente”, explica.
Las últimas emisiones se hicieron con imágenes de los bailes y el conductor grababa solo en un estudio. “Te reconozco que me sentía un poco solo, lo mío era el manejo del público, el show, los escenarios”, admite.
Tan importante fue la presencia de Ritmo Punta en la música de Córdoba que el mismo conductor le atribuye al programa haber sostenido a Trulalá en uno de sus momentos más complicados.
"Cuando Jean Carlos se va de Trulala, el grupo pierde mucha popularidad. Manolo estaba en búsqueda de un nuevo cantante y para aguantar el momento arregló con nosotros para que Trula estuviera cada 15 días", cuenta. "Así se levantó Trulalá, por supuesto el mérito fue de ellos, pero nosotros le dábamos pantalla", asume. Y el cantante que llegó después de eso fue Cristian Abel Amato.
"Yo lo presento a Amato en su debut, ese Griego fue impresionante", recuerda.
¿Cuál fue la época de oro?
Entre el 98 al 2005 el programa fue un boom. En el verano hacíamos programas en el Teatro Griego del Parque Sarmiento, iban las mejores bandas, bailarinas, la gente se volvía loca.
¿Cuál era el público que los veía?
Nuestra audiencia era muy familiar. A la gente más grande, que le gustaba un artista pero ya no iba al baile, lo miraba en Ritmo Punta. El que sale de joda a esa hora está durmiendo todavía, por eso nos veía mucha gente que al baile no va. Era un clásico. La gente al mediodía mientras comía o haciendo el asado nos ponía, estuviera quien estuviera. No importaba que la gente no mirara el televisor, lo importante era la música.
Con todos los artistas que pasaron ¿quién fue el que más te sorprendió?
La Mona fue algo extraordinario, nunca lo voy a olvidar. Estuvo tres o cuatro veces en el estudio, pero en la última esperábamos tanto público que debimos hacerlo en la calle. Armamos el escenario afuera, con reflectores y se llenó, fue memorable. Desde ahí lo hicimos directamente en el baile.
¿Qué recuerdo tenés de Gary?
Él vino poco antes de morir y después lo repetimos varias veces porque la gente lo pedía. Fue muy emocionante. Uno de los mejores programas fue para un día de la madre, grabamos para MJ musical un "exageradísimo". Vino Gary, Pelusa, Orly y el Turco Julio, fue inolvidable y muy emocionante, son de esos programas que la gente todavía me recuerda cuando me ve en la calle.
¿Y de Rodrigo?
Vino una vez a presentar "Un largo camino al cielo", antes de su boom. Hacía 15 días que había muerto uno de sus músicos, el pianista, y estrenó la canción en su homenaje ahí. Tenía puesta una camisa que le había regalado Maradona. Cuando llegó a grabar en Maipú todavía no estaba el estudio listo y recuerdo que con el humor que siempre tuvo bromeaba: "¿Qué, mi plata no vale?".
+ El recuerdo de Héctor Grande de su paso por El Doce:
Sebastián fue muchas veces...
La última nota se la hice yo. Hablamos con él en un living, estaba muy deteriorado. Fue a La Morocha a grabar y no llegaba con el aire a subir la escalera. Fue un gran artista y prefiero recordarlo en sus mejores años.
¿Otro programa memorable?
Cuando vino Pelusa y el Negro Videla en el 97 que se hacían llamar "los Buenos muchachos". Trajeron un piano al estudio y nunca me voy a olvidar de ese programa porque yo tenía un saco color mostaza y me cargaban: "Che, Mostaza Merlo vino?". Nunca usaba saco, todavía lo tengo.
El último programa por la pantalla grande se emitió el 29 de julio de 2018. Ese mismo año, fue distinguido por la Legislatura de Córdoba por su importancia en el fortalecimiento del cuarteto como patrimonio cultural.
La historia viva del cuarteto pasó por ese estudio y, en sus distintos formatos, la forjó. "Me gustaría que Ritmo Punta vuelva, pero también hay un tema generacional y hay que dejar el lugar a los que vienen", admite Héctor.
"Si volviera, yo lo haría como antes, con público en las tribunas, en la gente está nuestra esencia", concluye el conductor que se sentó a comer en la mesa de las familias cordobesas, domingo a domingo durante 22 años.