"28 de diciembre, el día del inocente, como una hermosa broma del destino, el señor te puso en mi camino"...
La letra de uno de los grandes himnos de la Mona Jiménez, en el que el mandamás cuenta cómo conoció a Juana, calza perfecto con otra historia de amor bien cordobesa y cuartetera.
Fran y Mily se conocieron hace dos años en la Sociedad Belgrano. Bailaron un par de canciones, hubo onda y se intercambiaron nombres para después agregarse a Facebook. Salieron un par de veces, se gustaban, pero el destino casi deja trunca esta relación que estaban empezando.
Fran trabajaba de lunes a viernes en Catamarca junto a su papá en una ortopedia. Los fines de semana, cuando venía a Córdoba, hacía changas en un taxi, para ganar unos pesos extra.
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Un día él manejaba el taxi por Carlos Paz, cuando un amigo de un amigo le pidió que lo llevara hasta la terminal a buscar un paquete. La polícía los paró, revisó el paquete y al ver que llevaba sustancias ilegales, los detuvo. De rebote, Fran terminó preso.
Ahí, su vida cambió para siempre. Fran asegura que no sabía nada, y el tiempo le dio la razón.
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El incidente hizo que Fran perdiera el contacto con Mily. En la comisaría estaba incomunicado, pero todos los días pensaba en ella. Al trasladarlo al penal, lo primero que hizo fue averiguar su número de teléfono para llamarla.
Él le explicó lo que había pasado y ella entendió. Desde la cárcel, él le prometió que cuando saliera se iban a poner de novios.
Ella aceptó, lo esperó y la paciencia al final tuvo premio: luego de tres meses tras las rejas, la Justicia lo absolvió y salió en libertad.
¿Qué día era? Sí: un 28 de diciembre en el que, como una hermosa broma del destino, la Mona los puso en el mismo camino.
Ahora, cada viernes él la busca por su casa y juntos van al Sargento, a celebrar su amor y la pasión jimenera que los unió.