Emmanuel tiene 27 años y desde febrero vende cubanitos en la esquina de Roma y Bulnes. Vino hace 3 años desde Camilo Aldao buscando trabajo. Y vive con una hermana y un tío. Es quien ayer protagonizó un escandaloso episodio con una automovilista y con la familia que iba en el auto, que incluyó insultos, golpes y daños materiales.
Parte de lo ocurrido quedó grabado. En los videos se ve cómo Emmanuel corre con un pedazo de ladrillo entre sus manos y se lo tira arriba del parabrisas del Volkswagen Bora que manejaba la mujer con la que discutió.
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La versión del vendedor no se conocía hasta ahora y ElDoce.tv pudo hablar en exclusiva con él. Emmanuel reconoce todo lo que hizo e intenta explica por qué.
"Eran las 11.30 de la mañana, más o menos, había una fila de autos y da el semáforo. Yo me cruzo para que no me pisen. Pero no puedo caminar fuerte porque soy rengo. La mujer que iba circulando, me empezó a gritar que me corra. Me empezó a decir 'negro de mierda, que te creés que sos dueño de la calle'. Siguió insultándome y me sacó. Y ahí le patee la puerta. Me confundí", contó Emmanuel.
A partir de ese momento, según el vendedor, la violencia fue escalando y la mujer se bajó del auto y le pegó una piña en la cara. "El señor (padre de la mujer) vino a pegarme y yo me defendí. Lo empujé y se cayó", admitió.
Emmanuel dice que en ese momento se dirigió a donde estaban su bici y sus cubanitos para irse, pero la mujer y el hombre mayor, agarraron la caja con la mercadería, se la tiraron al piso y le pisaron todos los cubanitos, mientras lo insultaban.
"Y ahí me enloquecí y le tiré el cascote al medio del auto. Yo no tenía intenciones de nada. Ni si quiere le había ofrecido los cubanitos", aseguró.
"Reconozco que pateé y tiré el ladrillazo. Pero ellos antes habían pisado la caja. Yo tenía dos mil pesos de mercadería. ¿Quién me los paga ahora?", dijo entre llantos Emmanuel.
El vendedor cuenta que está muy triste por todo lo que dijo después la mujer que lo denunció y jura que él no comenzó con las agresiones. "Yo estaba trabajando como todos los días. Quería vender la mercadería para irme a mi casa. Nunca tuve problemas en la calle", afirmó.
"La gente dice que somos unos negros de mierda. Pero yo siempre trabajé para conseguir mi platita como no tengo un trabajo fijo. Vendiendo medias, calzoncillos o lo que sea. Nunca robé nada. Me fui porque me asusté que me llevaran preso", reflexionó con angustia Emmanuel.
"Yo soy un triste vendedor y la justicia siempre va a decidir para el otro", lamentó. Mientras tanto, espera saber qué pasará con él: ahora un abogado amigo se encargará de ver cómo se resuelve el violento episodio en el que quedó envuelto.