Francis es venezolana y vino a Córdoba hace tres años en busca de una oportunidad para ella y sus dos hijos. Con mucho trabajo, logró abrir un local de calzado hace poco más de un mes en la calle Maestro Vidal al 1800.
El sábado al mediodía, estaba con una amiga en su negocio cuando dos personas ingresaron y las asaltaron a punta de pistola. Las amenazaron, empujaron y tironearon. Después de unos minutos que parecieron eternos, se fueron caminando, llevándose con ellos dinero en efectivo, sus celulares y mercadería.
"En el momento de la adrenalina me puse loca y salí corriendo a buscarlos. Los vecinos nos iban diciendo para dónde iban, y algunos los identificaron y nos dijeron dónde vivían", contó en diálogo a El Doce.
Al perderlos, volvieron al local, donde enseguida llegaron varios móviles de la policía. Con una tablet que los ladrones no vieron, lograron rastrear dónde estaba su teléfono, le rogaron a los oficiales que los vayan a buscar, pero ellos les dijeron que antes tenía que ir a hacer la denuncia.
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"Se armó un show policial en la puerta de mi negocio, se llenó de patrulleros, pero ninguno movió un dedo para ir a buscarlos, ni siquiera fueron a dar una vuelta en un móvil", relató con indignación.
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Ya con pocas esperanzas y todavía movilizada por la situación, se subió a un patrullero y fue hasta la Unidad Judicial de la Av. Duarte Quirós. Ahí la hicieron esperar dos horas, sola, sin un celular para comunicarse con nadie, con la tensión alta, vómitos y descompuesta de los nervios por todo lo que había vivido.
"No me ofrecieron ni un vaso de agua ni me dejaron pasar al baño, yo estaba descompuesta, era una víctima", expresó.
Con la denuncia en la mano, al salir se dio cuenta que no tenía ni plata ni forma de comunicarse con nadie para volver a su casa. Les comentó su situación a los policías para ver si la podían alcanzar, pero le dijeron que no, que tenía que llamar a algún familiar o conocido.
"Uno dice, por esto no nos da ganas de denunciar, después se preguntan por qué hay tanta impunidad. Si pasás por un mal momento, primero con los malandros, y después con la policía, es un desastre", concluyó.