Tal como se anticipó en el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el libro que regula las exequias papales, el papa Francisco quería una despedida sencilla y sin lujos. Ahora, con su muerte conmocionando al mundo de los fieles, salió a la luz su testamento con sus pedidos más deseados.
“Solicito que mi sepulcro sea preparado en el nicho de la nave lateral entre la Capilla Paulina (Capilla de la Salus Populi Romani) y la Capilla Sforza de la citada Basílica Papal como se indica en el documento adjunto”, escribió sobre su sepultura. A su vez, pidió: “El sepulcro debe estar en la tierra; sencillo, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus”.
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El papel donde dejó escrito su petición tiene fecha del 29 de julio de 2022 y se difundió este lunes tras conocerse que la causa de muerte fue un ictus cerebral. El cuadro le causó un coma y, como consecuencia, un fallo cardiocirculatorio irreversible. Su deceso fue en su residencia, la Casa de Santa Marta.
“Sintiendo que se acerca el fin de mi vida terrena y con viva esperanza en la Vida Eterna, deseo expresar mi voluntad solo respecto al lugar de mi sepultura. Siempre he confiado mi vida y mi ministerio sacerdotal y episcopal a la Madre de Nuestro Señor, María Santísima”, expresó y siguió: “Por eso, pido que mis restos mortales descansen en espera del día de la resurrección en la Basílica Papal de Santa María la Mayor”. Algo poco común ya que los papas siempre descansan en la Basílica de San Pedro en el Vaticano.

Por último, sostuvo sobre su “último viaje terrenal”: “Desee que concluya precisamente en este antiguo santuario mariano donde fui a orar al inicio y al final de cada viaje apostólico para manifestar con confianza mis intenciones a la Madre Inmaculada y agradecerle su cuidado dócil y maternal”.
El Papa también explicó que los gastos de la preparación de su entierro serán cubiertos “por la suma del benefactor que ha dispuesto” y que “el monseñor Rolandas Makrickas, comisionado extraordinario del Capítulo Liberiano” tiene las instrucciones para hacer entrega a Santa María la Mayor.
“Que el Señor conceda la recompensa merecida a quienes me han amado y continuarán orando por mí”, pidió sobre sus fieles y concluyó: “Ofrecí al Señor el sufrimiento que se hizo presente en la última parte de mi vida por la paz en el mundo y la fraternidad entre los pueblos”.