Las principales iglesias cristianas en Jerusalén cerraron el domingo el Santo Sepulcro, el lugar más sagrado del cristianismo, en forma de protesta por medidas legales y fiscales de Israel que consideran un “ataque contra la presencia cristiana en Tierra Santa”.
Cristianos de las principales confesiones fueron a las afueras de la iglesia y los líderes leyeron un escrito de protesta tras el cierre de sus puertas, de momento sin fecha anunciada para su reapertura.
Los turistas y peregrinos fueron sorprendidos con la exigencia de salir del templo. Horas después del cierre, peregrinos decepcionados se arrodillaban ante el portalón de madera clausurado y ofrecían allí sus oraciones.
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Los principales enfrentamientos son dos. En primer lugar, hay una disputa sobre nuevas disposiciones municipales para obligar a las Iglesias a pagar el impuesto sobre bienes inmuebles del que estaban exentas históricamente.
Además, también sembró polémica una propuesta de ley para expropiar tierras en Jerusalén vendidas por las iglesias desde 2010.