Rodrigo Duartes tenía 33 años. Fue asesinado en Preá, en el estado de Ceará (norte de Brasil). Su mamá, Miriam Araya, viajó sola desde Córdoba hasta el pequeño pueblo pesquero en el cual vivía su hijo. Participó de su despedida y ahora pide que la investigación avance.
"Hasta que no termine esta situación no voy a volver a Argentina. No lo voy a dejar solo", expresó entre lágrimas la madre de "Bocha", quien se está quedando en la posada de unos amigos de su hijo.
+ MIRÁ MÁS: Un argentino y un inglés veteranos de Malvinas, candidatos al Nobel de la Paz
"Estamos pidiendo justicia, hablando con el cónsul, buscando abogados", contó la mujer en una conversación telefónica con El Show del Lagarto, por El Doce. "Necesitamos un abogado particular para que no se deje esto. Quiero que por favor tomen medidas y que haya justicia, que pague el que cometió semejante asesinato", pidió.
Según Miriam, todo comenzó con una discusión tras una fiesta en un bar y, cuando su hijo intentó frenarla, le pegaron con "un palo de béisbol o algo así". La mujer especula que una cámara podría haber captado el hecho, por el cual aún no hay personas identificadas ni detenidas.
El recuerdo de Manuel y su despedida
Miriam recordó a su hijo como "un chico muy bueno, muy querido, muy trabajador". "Trabajaba como carpintero, acá las posadas son de madera. Vino solo y empezó de abajo, en lo que sea. Solo quería trabajar. Y nadar, que era su sueño. Le gustaba mucho el mar", expresó.
"Bocha" fue despedido "en una posada hermosa de un amigo, con música, como son acá los chicos". "Lo siguieron velando en el mar. Fue muy emotivo. Se fue tranquilo, pero el dolor queda acá", lamentó Miriam y contó que transmitió por Facebook el velorio "para que los amigos argentinos pudieran participar".