Steve Pladl y su hija Katie vivían en el pequeño y tranquilo condado de Wake. En la casa había otras dos menores. Eran las hermanas de la joven de 24 años de edad, que a la vez hacía de madrastra de ellas.
En enero de este año, la Policía llegó a la casa del horror porque la ex esposa de Steve y madre de las tres mujeres decidió denunciarlos. Atormentada, contó que su hija Katie había sido dada en adopción cuando era pequeña. Con el paso de los años, la joven encontró a su padre en las redes sociales. Se reencontraron en 2016 y se vino a vivir con ellos.
La relación del matrimonio se rompió y el lugar de la madre lo ocupó su hija. La convivencia fue imposible cuando se dio cuenta que la joven tenía relaciones con su ex. Ella dejó la casa y se divorció. En 2017, la pareja incestuosa tuvo un bebé y eso desató la desesperación de la mujer que contó la perturbadora historia a las autoridades.
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La pareja está detenida y ahora enfrentan una denuncia por los delitos de incesto, adulterio y contribuir a la delincuencia. La corte de Virginia les fijó una fianza de un millón de dólares a cada uno y podrían pasar hasta 10 años de prisión.
El caso provocó indignación en Estados Unidos donde la opinión pública no sale de su asombro.