Miles de jóvenes de varios países europeos participaron de la fiesta de música electrónica que se hizo de manera clandestina en un área privada a orillas del lago Mezzano, en la región del Lacio (centro de Italia).
La fiesta empezó el fin de semana y después de cinco días, la policía logró que se fueran todos.
Giancarlo Sant’Elia, funcionario del Gobierno, explicó que “el desalojo era imposible, dado que los miles de participantes estaban repartidos en una superficie de 30 hectáreas”.
El alcalde expresó su deseo de que “los culpables de esta perversa y vergonzosa iniciativa puedan ser identificados y llevados ante la justicia sin demora”.
La polémica se intensificó por la muerte de un joven italo-inglés de 25 años, cuyo cuerpo fue encontrado por buzos en el lago.
Además, hubo cinco personas hospitalizadas por comas etílicos y consumo de drogas, y uno de ellos dio positivo por coronavirus.
A todo este descontrol se sumaron, según informó el diario La Repubblica, tres denuncias por violaciones.
Italia vive desde hace 18 meses una pandemia devastadora que ha causado más de 128 mil muertos. Ahora, lo que preocupa es lo que puede suceder si esta fiesta ilegal se transforma en un foco contagioso que reparte por Italia y media Europa la variante Delta del virus, muy contagiosa.