Dos hombres armados con cuchillos degollaron a un sacerdote en una iglesia de la localidad francesa de Saint-Etienne-du-Rouvray, cerca de Rouen. Se trata de Jacques Hamel, el párroco del lugar, de 84 años.
En total, cinco personas habían sido tomadas como rehenes: el cura, dos monjas y dos fieles. Una de las religiosas logró escapar y dio la señal de alarma. Finalmente, los atacantes fueron ultimados por la Policía.
El presidente francés, François Hollande, y el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, llegaron al lugar de los hechos. Allí, Hollande confirmó que los terroristas aseguraron pertenecer al grupo ISIS.
"Se reivindicaron del Estado Islámico" (ISIS, por sus siglas en inglés), señaló el presidente, quien calificó el ataque como un "acto cobarde" perpetrado por "terroristas".
Hollande contó que se reunió con la familia del sacerdote y que habló con los rehenes "que expresaron el dolor, la tristeza y la voluntad de entender". Además, ratificó la determinación del Gobierno a luchar contra el ISIS que "trata de dividir" a los franceses. "Estamos frente a un grupo que nos declaró la guerra. Debemos desarrollar esta guerra, por todos los medios, respetando el derecho, porque estamos en una democracia", agregó el mandatario francés.
Las fuerzas de seguridad solicitaron a los testigos que no se suban fotos ni vídeos del hecho a las redes sociales. Además, pidieron a los comerciantes que cierren sus tiendas. Este nuevo caso de violencia extrema sucede en días de alta tensión en Francia, doce días después del atentado en Niza que dejó 84 muertos.