Magdalena Bringas es una cordobesa de 28 años que fue como médica voluntaria a Angola. No hay agua corriente, ni electricidad y la mayoría de las personas no puede cubrir sus necesidades básicas.
Está en una región donde viven cerca de 35 mil personas y ella es la única médica del lugar, lo que hace muy complicado poder atender a todos. En Lumeje, la localidad donde vive, hay 20 mil habitantes. El resto están en aldeas a las que es muy difícil llegar porque “están en medio de la nada” y no hay ni siquiera caminos.
En la época de lluvias, directamente no se puede llegar a algunas de ellas. Una vez al mes, la joven y otros tres voluntarios salen a visitar las aldeas o “bairos”, como los llaman los locales. Magdalena contó en Arriba Córdoba que la gente está completamente abandonada. En la misión son cuatro personas y tienen dos camionetas para moverse por el lugar. Ahora las dos se rompieron y están juntando fondos para arreglarlas. Entre los repuestos y la mano de obra, les cuesta unos 6 mil dólares. Crearon un link para que la gente pueda donar desde cualquier lugar del mundo: bit.ly/donarmisionangola.
En la región hay muchas enfermedades y pocas personas tienen las necesidades básicas cubiertas. Las casas no tienen agua ni electricidad. En las aldeas, los voluntarios brindan talleres de higiene básica. Cuando los niños visitan el centro social de los voluntarios, les enseñan cómo usar una canilla y cómo lavarse las manos. El centro es uno de los pocos lugares donde hay agua corriente.
Los voluntarios conviven con una cultura muy diferente que a veces no les permite transmitirles a los lugareños que pueden tener una mejor calidad de vida. “Hay mucho para hacer pero es muy difícil, hay que respetar su cultura”, sostuvo la cordobesa.
Además existe una altísima mortalidad infantil, ya que las madres no saben cómo cuidar a sus hijos. “A veces les ponen naftalina a los bebés en la mamadera para matar los parásitos y terminan muriéndose”, agregó. También explicó que las madres les dan comida sólida desde que nacen y así muchos fallecen. “Hay hechiceros que les cobran fortunas para curar a sus hijos y les dicen cualquier cosa. Llegan al hospital con enfermedades muy avanzadas", afirmó.
Entre sus tareas en Angola, Magdalena está tres veces por semana en un hospital atendiendo mayormente a bebés. Se tuvo que poner a estudiar pediatría porque ella es médica clínica. "No se puede hacer mucho, es desesperante”, lamentó.
La corrupción es otra clave. En algunas aldeas existen "puestos de salud", pero son infraestructuras que por dentro están vacías. En Lumeje hay un hospital, pero cuenta con mínimas prestaciones. "No hay elementos para tomar la glucemia, ni hacer pruebas de laboratorio básicas", señaló la médica.
La mayoría de la población son pescadores y trabajan la tierra. En las escuelas aprenden a cosechar y cultivar. Hasta tienen más horas de eso que de matemática. Según manifestó Magdalena, parece que "la civilización nunca llegó".
Porúltimo, la cordobesa dejó un mensaje solidario e invitó a colaborar con la causa: "Siempre me sentí una agradecida con la vida y siempre pensé en la posibilidad de devolver un poco eso".
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