El caso es uno de los que más ha conmocionado a la población de Los Ángeles. Gabriel Fernández murió por maltrato de sus padres en 2013.
Con solo ocho años sufrió y padeció el maltrato y tortura de su madre y su padrastro, que no lo querían, porque creían que era homosexual.
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Todo comenzó cuando el niño empezó a jugar a las muñecas, y esa costumbre tan inocente, despertó la ira de la madre, Perla Fernández, y de su pareja, Isauro Aguirre.
Gabrielito, como le decían, fue asesinado por su padrastro con la complicidad de su mamá, que nada hizo para evitar este terrible hecho. Después de cuatro años, Aguirre y Fernández comenzaron a ser juzgados en Los Ángeles, Estados Unidos.
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El pequeño fue sometido a las peores vejaciones, ya que lo encerraban en una jaula, le daban de comer arena para gatos, lo amordazaban para que no pudiera gritar y hasta lo obligaban a comerse su propio vómito. Además, lo quemaban con cigarrillos, lo insultaban con todo tipo de ofensas homofóbicas, le daban latigazos con la hebilla de un cinto, lo rociaban con spray de pimienta, le pegaban con un bate de béisbol y lo obligaban a salir a la calle vestido de mujer para que se burlaran de él.
Esto fue denunciado por vecinos, pero cuando se presentaron las asistentes sociales, no hicieron nada para protegerlo, por lo que también serán juzgadas por su responsabilidad en el homicidio.