Un caso horroroso ocurrió en Turquía. El futbolista Cevher Toktas (32), con pasado en la Súper Liga de ese país, confesó haber asesinado a su hijo Kasim, de apenas 5 años.
Según informaron varios medios turcos, el niño había sido llevado el 23 de abril a un hospital por su propio padre porque tenía fiebre y dificultades para respirar. En Turquía ya se confirmaron más de 140.000 casos positivos de coronavirus, por lo que los médicos lo internaron de urgencia porque sospechaban que se trataba de un nuevo caso.
Kasim fue trasladado a terapia intensiva pero, misteriosamente, falleció apenas dos horas después. Ocurrió en el hospital de niños Dortcelik, en la ciudad de Bursa, en el noroeste del territorio nacional, según publicó The Sun.
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Como todos los síntomas eran similares a los que provoca el coronavirus, los médicos pensaron que su muerte había sido natural. Al día siguiente, los restos del niño fueron enterrados en un funeral del que también participó su madre: todos creían que había fallecido debido a COVID-19.
Incluso, Toktas publicó una foto en su perfil de Facebook tras el entierro de su hijo y escribió “No confíes en el mundo”.
Sin embargo, en los últimos días, se conoció que el futbolista confesó el horror. Fue por sus propios medios a una comisaría y admitió que en realidad él lo había asesinado asfixiándolo con una almohada cuando el pequeño estaba internado.
“Apreté una almohada contra mi hijo, que estaba acostado. Durante 15 minutos la apreté sin levantarla. Cuando dejó de moverse, la solté”, confesó.
El futbolista y su hijo, en un video que subió a sus redes.
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Además, realizó otra escalofriante declaración: “No lo amaba. Nunca lo hice, desde que nació”. Y explicó que, una vez realizado el crimen, corrió a avisarle a los doctores para que no sospechen de él.
Incluso, dijo que la única razón por la cual lo hizo es “porque no le agradaba” su hijo, y aseguró que “no tiene problemas mentales”. Toktas fue inmediatamente detenido.