Alton Banks cursaba quinto grado en la escuela Frederick Douglas de Miami. El 23 de junio pasado, compartió con amigos una tarde en la pileta comunitaria. Cuando volvió a su casa, comenzó a vomitar y minutos después, se desplomó frente a su madre. Murió cuando era trasladado al hospital.
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La autopsia comprobó lo que nadie sospechaba. El nene de 10 años tenía en su organismo fentanyl, una droga 50 veces más poderosa que la heroína pura y 100 veces más que la morfina, que es utilizada para aliviar los dolores de pacientes con cáncer.
Sin embargo, los narcos mexicanos mezclan fentanyl con heroína, transformándolo en un cóctel mortal que está causando estragos en Florida y que provocó más de 300 muertes en el último año. Alton sería la víctima más joven hasta ahora.
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"El fentanyl es tan potente que una corriente de aire es suficiente para que se respiren varias dosis mortales", describió el profesor Gary Franklin, de la Universidad de Washington.
Los investigadores aún no pudieron determinar como el nene estuvo en contacto con la droga. Aunque descartaron que fuera en su vivienda, no tienen en claro cómo ingresó en su cuerpo el estupefaciente.
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"Pudo ser por tocarla, simplemente. Podía haber estado en la toalla de la piscina. No sabemos. Estaba jugando en la calle, como querríamos que hiciera cualquier niño. Esperamos con ansia que alguien dé un paso al frente y nos ayude a resolver esta terrible muerte", señaló la fiscal Katherine Fernández Rundle.