Siempre estuvo a la vista su aspecto de galán de telenovela. También había dado pruebas de talento escénico. Pero con su amago de renuncia, Pedro Sánchez exhibió sus dotes de actor y de guionista consagrado.
Hizo de una acusación floja de papeles contra su esposa, la trama de un drama de suspenso con final feliz para una parte de la audiencia. Durante cinco días, la España socialista, la centrista y la que de política no entiende mucho, estuvo en vilo mientras el presidente del Gobierno cavilaba si dimitir o continuar librando batallas contra una derecha que no tiene límites a la hora de atacarlo.
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Lo que en realidad hizo Pedro Sánchez al poner la política en pausa y bajo la sombra de su renuncia, es dar lugar a que el PSOE y sus aliados en el gobierno pusieran en marcha una “operación clamor”.
En la Argentina y otros países latinoamericanos, es común que quienes buscan o asumen candidaturas y cargos digan que a eso se lo pidió el partido o la sociedad, pero se sabe que a la “operación clamor” la organizan ellos mismos, aunque el pedido clamoroso de que acepte el cargo o de que continúe en él sale de otras bocas o de una multitud de voces que lo gritan en las calles.
Lo mismo habría hecho el líder del PSOE que preside el gobierno español. Virtuoso en los movimientos tácticos, en la antesala de comicios claves como el de Cataluña y el de los eurodiputados, con complicaciones como los anuncios de los independentistas catalanes amnistiados de que no renuncian a realizar referéndum soberanistas, Sánchez logró situarse en el centro del escenario político retirándose de el.
Invisibilizándose durante cinco días, se hizo omnipresente. Y luego de las marchas pidiéndole que no renuncie, aún siendo tan previsible, logró sorprender.
Lo extraño hubiera sido que Sánchez reapareciera diciendo que, tras haberlo pensado mucho, su conclusión era que debía renunciar debido a la patraña montada contra su mujer, Begonia Gómez, por el “periodismo” turbio que fermenta en las redes y un juez consideró fuentes confiables. Pero difícilmente hayan sido pocos los españoles que creyeron realmente que el jefe de Gobierno evaluaba renunciar. A Pedro Sánchez el poder le gusta tanto que pactó con un independentista catalán prófugo y con los sucesores del Herri Batasuna, por tanto hijos indirectos de ETA.
Que Sánchez saliera en la mañana de este lunes a la puerta de la Moncloa y anunciara su decisión de seguir en el cargo, era lo más previsible. Sin embargo, con ese anuncio sin sorpresa apareció en las portadas de todos los diarios y noticieros de radio y TV europeos y de buena parte del mundo.
No parece que se haya equivocado Núñez Feijóo al decir que todo fue una novela. Pero también es cierto que el PP y Vox vienen valiéndose de campañas difamatorias contra el gobierno.
Que un juez haya tomado como fuentes serias y confiables a portales de la red que normalmente se prestan a campañas para ensuciar figuras notables valiéndose de bulos que jamás acompañan de pruebas y testimonios creíbles, es un golpe sucio en un ring político que lleva tiempo embarrado.