Los 15,5 puntos de ventaja que consiguió a nivel nacional la fórmula que ideó la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner superan por casi 3 puntos la suma de los votos logrados por Lavagna, Gómez Centurión y Espert. Incluso aunque todos los electores de estos postulantes que irán a la general se volcaran en octubre hacia la boleta Mauricio Macri, no sería suficiente para alcanzar el caudal de votos de la boleta K.
La improbable remontada sólo podría sobrevenir si se combinaran este hipotético trasvasamiento hacia el oficialismo con un aumento de la participación de por lo menos 5 puntos que fueran dirigidos masivamente hacia la boleta de Juntos por el Cambio y de un "desblanqueo" de parte del más de 3% que obtuvo el voto en blanco.
Entre las grandes incógnitas en lo inmediato está la de saber si Alberto Fernández será realmente el principal tomador de decisiones.
Parece ciencia ficción. Sobre todo teniendo en cuenta que la calma financiera de los últimos tres meses se verá bruscamente alterada desde hoy mismo y de que esas turbulencias amenazan con apagar las tímidas señales de reactivación que venían apareciendo en algunos sectores de la economía, empujados por la súpercosecha y por la competitividad conseguida con la devaluación del año pasado.
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Párrafo aparte para el resultado en Córdoba, uno de los únicos dos distritos donde ganó Juntos por el Cambio. El apoyo a Macri, que logró el 48% de los votos, casi alcanza al de las elecciones generales de 2015. Más allá del deterioro de muchas variables económicas (crecimiento de la pobreza, el desempleo, etc) la provincia no olvida la asfixia financiera y política a la que la sometió el kirchnerismo, sobre todo a partir de 2008.
Entre las grandes incógnitas en lo inmediato está la de saber si Alberto Fernández será realmente el principal tomador de decisiones del frente que casi con seguridad accederá al poder en diciembre o si será su compañera de fórmula; si el kirchnerismo persistirá en la "deschavización" que viene insinuando durante la campaña y que corroboró Alberto Fernández en su mensaje de anoche; y si la administración de Mauricio Macri muestra la destreza necesaria para llegar al traspaso del 10 de diciembre en condiciones de cierta normalidad.
Algo que, a la luz de la experiencia argentina de los últimos 90 años, no sería poca cosa. Para eso, la cooperación de Alberto Fernández será fundamental. Y el partido de octure deberá jugarse, por más que el resultado parezca cantado.