Soy un verdadero fanático del fútbol, voy a la cancha a ver a mi equipo todos los partidos de local y no salgo de adelante del tele cuando juega de visitante. Mi humor de la semana depende del resultado de ese partido.
Soy de los que fracasamos como futbolistas y jugamos con los amigos en césped sintético. Veo todos los partidos que puedo, sin importar la categoría. Conozco a los jugadores de Europa y creo que la Champions League es el mejor espectáculo que puede existir.
Soy de los que pagaba el codificado y puso HD por el fútbol. Y cambio el televisor cada cuatro años, antes de los mundiales. Llevo a mis hijos a jugar a la pelota. Los únicos negocios de ropa a los que entro en un shopping son el de Adidas, Nike y Puma (perdón por nombrar marcas) para ver botines, camisetas y camperas de fútbol.
Soy de los que jugó todas las ediciones del Gran DT y tengo una aplicación en el celular que me avisa cualquier gol que haya el fin de semana. Juego a la PlayStation con mis hijos pero solo al FIFA o al ProEvolution.
Soy de los que nos enojamos por los barras y la violencia, porque los árbitros nos perjudican o porque los técnicos no ponen a tal futbolista. Soy de los que cargan a sus amigos aunque el partido no haya terminado y de los que me banco las gastadas, porque eso es lo más lindo de los lunes.
Soy de los que defiendo a Messi y banco a muerte a Mascherano, aunque no puedo creer como no ganamos nada desde el 93. Se de memoria los planteles del 78 y el 86 y nunca entendí porque Crespo y Batistuta no podían jugar juntos y el Pupi Zanetti no fue a dos mundiales.
Sin embargo, el fin de semana pasado, el partido que más me emocionó no fue ni el de Belgrano ni el de Instituto ni el de Talleres. Ni River, ni Boca-Racing. Ni el del Barcelona o el Real Madrid. Ni Juventus-Inter. Fue el de Los Pumas contra Irlanda.
Estos tipos volvieron a demostrar que son mucho más que lagrimear con el himno. Estos tipos juegan en equipo, corren, van para adelante, marcan, se alientan, chocan, tienen hambre de gloria, no arrugan. Estos tipos se cagan a palos, se levantan y no lloran cuando les pegan.
No me vengan con eso de que se aplaude cuando la tiran afuera ni que juegan para atrás. Es un deporte, tiene sus reglas y hay que entenderlas. No me vengan con eso de que es un deporte de chetos porque hay chicos que lo practican en Villa El Libertador. Juegan los gordos, los flacos, los altos y los bajos. Todos son importantes en un equipo.
Justo el domingo que viene, en Argentina no hay fútbol porque se vota… Ya que van a estar al vicio, les recomendaría a todos los jugadores de fútbol que vean a Los Pumas. Por ahí aprenden que se puede jugar, divertir y emocionar adentro de una cancha… con “pelotas” diferentes.