Blue en alza, al igual que el resto de los dólares financieros. Tenía que pasar: después de cinco meses, la feroz interna política terminó matando la paz cambiaria. La inflación del 5,1% de mayo es celebrada por el Gobierno porque fue menor que la de abril y la de marzo; pero anualizada da casi 61%. Un escándalo. Un detalle preocupante: no tiene incorporada todavía la suba del dólar.
En lo que va del 2022, el Banco Central pudo sumar, genuinamente, 925 millones de dólares a sus reservas, apenas el 8% de lo que liquidó el campo. Era el semestre dorado, el momento ideal para acopiar divisas, a caballo de una soja que supera los 600 dólares y un trigo que vale el triple que en el 2021. Para esta misma altura del 2021, se había quedado con 6.075 millones de dólares del campo.
Por eso es que ahora aparecen las versiones, ninguna desmentida, de un endurecimiento del cepo. ¿Más? ¿Se puede? ¿Dónde?
En líneas generales, la Argentina exporta 8000 millones de dólares mensuales e importa por 7000/7500 millones. Con el saldo tiene que atender los vencimientos de deuda (poco, porque está reestructurado), pagar los combustibles que importa (gasoil, GNL, gas y a veces energía eléctrica), darle a los ahorristas a razón de 200 al mes para apenas 700 mil compradores, ya que la mayoría sigue vedada por las ayudas de la pandemia) y a los turistas que viajar al exterior. Esa es la cuenta que crece y que había caído literalmente a cero en el 2020 y apenas arriba del cero en el 2021. Era un problema que afectó a Macri antes y Cristina también pero que hasta ahora no tenía Alberto Fernández.
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Entre enero y abril ingresaron al país 454 mil extranjeros que, en promedio, le dejaron al Central 220 dólares cada uno. No son pijoteros: van al blue, porque antes del Covid y de la brecha cambiaria el gasto promedio estaba en 1.200 dólares por cabeza. En tanto, se fueron en el cuatrimestre 670 mil argentinos, pese a que no se venden más pasajes ni paquetes en cuotas, todo es tikitaka. En 2017/2018, años de éxodo de viajeros y tour de compras, por cada extranjero que vacacionaba en el país se iban dos argentinos. Esa ecuación ya está en 1,5, con el agravante de que quien viaja afuera se lleva dólares de las reservas y quien viene del extranjero casi no se las deja al Central. Un dato: no hay más viajeros porque no hay lugar en los vuelos. El Gobierno no autoriza todos los vuelos que pretenderían viajar con argentinos porque eso le lleva también dólares.
La frazada es corta. Aun convalidando un aumento de tarifas superior al 40% anunciado, el usuario paga su boleta de luz y gas en pesos y a la importación de energía hay que cancelarla en dólares. El gasoil que hoy falta es porque se están cuidando los dólares. En mayo, esta cuenta trepó a los 1200 millones de dólares. Por ahí no se puede recortar. Para el gasoducto faltan, mínimo, dos inviernos.
¿Frenando la importación? ¿Más? Se abortaría el tibio crecimiento económico, impacta en el empleo y especialmente en la recaudación. La inflación es funcional a la política en la medida en que impacte en el cobro de impuestos. El Gobierno sostiene que hay importaciones infladas y exportaciones frenadas, ecuación lógica con esta brecha del dólar. Es más, la propia Cristina Fernández dijo hace algunos días que el “deporte nacional” en el país era sacarle reservas al BCRA.
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Las versiones indican entonces que, en el medio del estrangulamiento de reservas, el Central podría:
- Limitar todavía más la compra de 200 dólares para ahorro. No hay margen ya de aplicarle más impuestos, pero sí de bajar ese cupo, ya de por sí simbólico.
- Limitar el gasto en dólares de las tarjetas de crédito. El ahorro tiene hoy cupo de 200 dólares, pero el gasto no. Algunos dicen que podría acotarlo a 200 dólares y el resto que lo pague el usuario con dólares propios o que vaya al dólar bolsa, que es legal, entre privados y no afecta las reservas del Central. Esa versión tenía mucha fuerza, aunque el flamante ministro de Producción Daniel Scioli la relativizó. Es demasiado impopular.
- Otros indican que, directamente, los gastos con tarjeta debieran pagarse con dólares que no sean de las reservas: blue, del colchón o MEP. Con dólares baratos se está subsidiando a la clase alta, que es la que viaja, alegan. Scioli deslizó que el drenaje por esta vía es bajo, pero los economistas calculan que serán 6.000 millones de dólares en todo el año. No es tan bajo.
- Lo que está estudiando ahora el Gobierno es poner una lupa adicional a las importaciones, que de por sí están pisadas. Alegan que hubo un exceso de compra de bienes intermedios y finales (no de capital, que se usan para producir) para anticiparse a una eventual devaluación. En breve se anuncia un nuevo régimen para la industria automotriz, con anticipos en dólares de las casas matrices a las autopartistas, de modo de no parar el sector no afectar las reservas.
- Y están los que dicen que estos dólares no alcanzan a “este precio”. Si subiera el tipo de cambio, sería menos demandado. Devaluar es siempre un problema, pero con una inflación cabalgando al 61% sería casi temerario. Las reuniones entre Miguel Pesce del Banco Central, el Presidente y el equipo económico son diarias y las versiones escalan.