Dilema. La palabra que en este momento describe en dónde estamos parados. Estamos en medio de un dilema.
¿De qué se trata? La situación "x" tiene al menos dos caminos para tomar decisiones y ambos pueden ser igualmente buenos o igualmente malos.
El dilema de vivir en la Argentina, con una economía quebrada en medio de una pandemia que hace más de un año no da respiro y que ahora está mostrando su peor cara.
El dilema también se hace real cuando uno escucha todas las voces. Todas terminan teniendo razón. Tiene razón el que quiere trabajar porque dice que está parado hace un año y no tiene ingresos. Tiene razón el médico que dice que el sistema está desbordado. Tiene razón el asesor del gobierno que dice "paremos la circulación". Tiene razón el padre o madre que pide por la presencialidad de las clases. Tiene razón el que prefiere hacerlo por Zoom. Tiene razón el conductor de un ciclo de entretenimiento que quiere llevar alegría a la televisión y darle trabajo a 300 personas. Tiene razón el televidente que ve eso como un desatino cuando no puede juntarse para un cumpleaños con su familia.
Cada día hay récord de contagios en el país, con casi 40 mil casos por día y muertes por varias decenas cada día. "La Argentina debe volver a la fase 1, pero no puede", dicen muchos desde diferentes sectores. El dilema del deber y el poder. Mientras tanto, las vacunas que no llegan para todos.
Otros dilemas
El espectáculo y la cultura parecen portar la bandera del dilema. Por definición, la masividad es intrínseca al espectáculo y ya sabemos que la masividad es lo peor que le podemos dar a este virus.
Después de un año sin trabajar, los productores y los artistas tuvieron sus protocolos que les dio un impulso para poder volver a girar la rueda. La mayoría respetó las reglas del juego e instó a su público a hacerlo. Una minoría creyó que la oscuridad de la noche daba impunidad al virus y a los incumplidores.
El espectáculo pidió volver a los cuatro vientos, el asunto era cómo. Lo más importante que había que hacer: tener las reglas claras, respetarlas y así diferenciarse de lo clandestino.
Pero ahora con los números de contagios por la estratósfera, el fantasma de las restricciones aparece de nuevo.
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Mientras tanto, en la televisión, en el peor momento del país, el show más ambicioso de la televisión regresa a la pantalla. Con 196 hisopados negativos realiza su apertura.
La prevención sanitaria es importante. Pero el gesto social lo es más aún. Si bien los protocolos parecen estar en regla, hay desatinos que se pueden evitar como juntar mucha gente en un estudio y saludarse con besos y abrazos. Dar mensajes contradictorios en este contexto es peligroso, más vale exagerar posturas que hacer como si nada aquí pasara.
¿Cómo sigue este dilema para el amplio y vasto sector que vive del espectáculo y la cultura? ¿Cómo hacer para que todos los sectores de este rubro tengan la oportunidad de reencontrarse con su público?
Por ahora, hay más preguntas que respuestas para un sector que quedará muy golpeado cuando pase este tsunami.