Hace 20 días una comitiva de la federal cayó a su casa, golpeó la puerta.
- Buscamos a Daniel Lobos ¿es usted?
- Sí, señor.
- Nos acompaña o queda detenido.
Entre esas dos opciones, yo también hubiese tomado la misma que Daniel. Voy. Total después me vuelvo. Bueno, no fue así. Cuando llegó a la sede de la Federal le dijeron: “Así que usted es el Gangoso Lobos”. Daniel dijo “no”. Desde barrio Viccor hasta la sede de la Federal hay 25 minutos. Quizás, en un móvil policial con sirena, menos. Tiempo insuficiente para que una persona con Rinolalia (nombre técnico de lo que padecen los gangosos) modifique todo su aparato fonador y de pronto ¡CHAN! deje de ser gangoso.
+ VIDEO: la primera detención de Daniel por ser un supuesto narco:
Sin embargo, los policías de la Federal deben haber creído firmemente en los milagros de la salud y lo mandaron a Bouwer como el Gangoso Lobos. Pasó casi una semana hasta que la Justicia pidió disculpas y lo dejó salir por la puerta grande y con los dedos pintados.
En las siguientes dos semanas y pese a lo difícil que le fue a Daniel rearmar su vida, olvidarse de lo horrible del presidio, del saber que tiene un homónimo que lo busca la Interpol y todo eso; afortunadamente nuestro NO GANGOSO Daniel Lobos no se agarró ni un moco. Ni una mínima agüita en la nariz. Nada que impidiese que su voz salga clara y firme el día que la policía volvió a preguntar por él a su puerta:
- Buscamos a Daniel Lobos ¿es usted?
- Sí, señor pero no soy Gangoso.
Costó pero los dos policías (ahora de la Policía de la Provincia de Córdoba) se avivaron que no estaban ante un gangoso. Todo en la orden de detención coincidía: nombre, DNI, dirección, nombre de los padres; todo menos el alias. Nadie pudo darle tranquilidad al hombre que vivió un infierno sin comerla ni beberla.
+ VIDEO: la segunda detención de Daniel al confundirlo con un narco:
Los policías se fueron y a Daniel le quedó el miedo, la presión social de la sospecha cuando dice “mmmmmmmmmmm”, y las ganas de llorar. El problemas es que si Daniel se larga a llorar y se congestiona puede aparecer un policía con una orden y puede escucharlo un poco gangoso.
Daniel no se ríe. La segunda vez que lo vi, tampoco sentía calma. Se sumó a la lista de argentinos que no cree en la Justicia. Para él, el principio constitucional “toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en un juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias a su defensa”, ya no es así.
Para Daniel, él es inocente mientras no se ponga gangoso.