Hace unos días me embarqué en la experiencia "Sex Virtual". No tenía mucha idea de qué se trataba esta creación de José María Muscari, lo único que sabía era que me esperaban 72 horas de contenido en mi celular.
Así que primera advertencia para madres o padres: alejar a los menores del aparatito porque si no habrá que dar demasiadas explicaciones.
Instalé Telegram (es la aplicación que más se usa para envío de material de Sex Virtual), seguí cuentas privadas de Instagram y allá fuimos.
Está claro que no es una obra lineal ni tradicional. Más bien son cápsulas de contenido erótico en formato de video (grabado o en vivo), foto y texto o audio ¿Cuál es el objetivo? Lo digamos de manera simpática: ponerte cachondo. Un poco más burdo: calentarte. O bien, si les parece una expresión no acorde para esta columna: generar estímulos a través del vouyerismo para lograr la autosatisfacción o bien generar un encuentro sexual con otro u otra. ¿Hasta ahí vamos bien?
Pasemos en limpio algunos resultados: el famoso Cachete Sierra no me movió el amperímetro (no puedo sacarme la idea que lo conocí en un programa de Cris Morena), Diego Ramos no sería mi target, Adabel Guerrero es muy mona pero no le creí nada. Gloria Carrá tiene menos sex appeal que mi maestra de segundo grado. Noelia Marzol es quizás la más creíble, sexy y que realmente actúa su personaje desde un lugar creíble.
Hay una docena de performers que bailan muy bien y es atractivo verlos. Una de las cosas que más me gustó, es menos hot: las charlas en vivo por Instagram entre el filósofo Darío Sztajnszrajber y la Señorita Bimbo.
Una vez más ratificás que el tipo es un genio capaz de darle una explicación filosófica a casi todo. Sí, ya sé que puede ser aburrido que me haya gustado eso. Pero acá viene algo más picante que está en la lista de mis preferidos: el chat llamado "50 sombras de Sex". No hay nada más atractivo que chusmear conversaciones ajenas y un poco esa es la sensación acá y encima hablan de sexo y de cómo armar tríos, orgías, etcétera.
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Fue divertido. Lo realmente triple X lo aporta la gente. El sábado en el ya tercer día de la experiencia, pasada la medianoche, abro la cuenta de Sex Virtual de Telegram y me avisa que en ese momento había un Zoom en vivo.
Ahí estaba una chica tirando consignas y coordenadas sexuales que se las pueden imaginar. Del otro lado, el público, hombres y mujeres desnudos o semi desnudos siguiendo las consignas.
¡Al final, lo más porno de Sex Virtual lo ponía la gente! Por supuesto, que el que no quiere no prende la cámara o si la prende puede no mostar la cara, el director de esta película es uno.
Todo termina cuando acaba, claro está. Salí del Zoom (mi cámara de más está decir que nunca la prendí) con la sensación que la gente no solo disfrutó del sexo, disfrutó de ser mirada.
Mírame, mírame, mírame. Terminaron los días de Sex Virtual y me di cuenta que muchas cosas me habían quedado sin leer o mirar. Los estímulos pueden llegar a ser demasiados para una persona con tantos frentes cotidianos que atender. Ahora bien, con Sex Virtual o sin Sex Virtual, lo importante es que "el sex" esté. Solo o acompañado es el gran viaje que ni la pandemia, ni la cuarentena, ni el COE han podido prohibir. Viaje consentido. Siempre.