La discusión es tan antigua como la humanidad. Forma parte de nuestras contradicciones y no debe sorprendernos que nos pongamos de acuerdo. Porque en la discusión entre libertad individual-seguridad colectiva, que lleva milenios sin zanjarse, hasta cada uno de nosotros tiene planteos contrapuestos.
El episodio de gendarmes haciendo un procedimiento en un colectivo en la ciudad de Córdoba abrió un interesante debate. Lo que pudimos recoger de los debates jurídicos, lo que dice la ley, las explicaciones de los funcionarios y las opiniones de los ciudadanos en Arriba Córdoba refleja que es una cuestión con muchos e interesantes matices, no tan sencilla de zanjar con simplificaciones de a favor o en contra.
Aunque parezca que tenemos posición tomada clara y contundente en estos temas, bien podríamos decir “quien esté libre de contradicciones, que tire la primera piedra”.
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Por caso, sabemos que nos asiste el derecho a preservar para nuestro fuero íntimo cada movimiento cotidiano que hacemos pero casi no quedan espacios públicos o privados sin que haya un registro fílmico de esos movimientos.
¿Cuáles son los límites de mi libertad individual? ¿Qué es lo que debo ceder en pos de otros derechos como el de la seguridad o el de la equidad?
Ni la Filosofía ni el Derecho han logrado ponerse de acuerdo a lo largo de la historia. Hay puntos de equilibrio, que la evolución humana viene logrando, pero siempre son inestables.
Es tan complejo el tema que los que defienden el planteo de las libertades cuando lo que está en juego la seguridad, se paran de un lado; pero cuando el eje es libertad-equidad, es decir lo que debe recortarse de libre albedrío en pos de la igualdad social, cambian de postura. Y viceversa.
Complejidad
Las leyes tienen permanentes reglamentaciones y actualizaciones y sin embargo el sistema jurídico las interpreta de maneras diferentes. Veíamos que ante un hecho similar como el que generó la polémica, magistrados del mismo tribunal fallaron de manera diferente, cada uno con una argumentación atendible.
"Lo que deberíamos hacer todos es comenzar a abordar el tema del delito desde una perspectiva más amplia que la mera faceta de control y represión policial".
El camino más corto y, tal vez el más engañoso, ante esta situación es decir “tienen razón los gendarmes” o “tiene la razón la mujer que se quejó del procedimiento”, porque lo más probable es que ambos les asista una parte de la razón.
Lo que sí podría hacer el Estado, a través de sus diferentes poderes, es ser didáctico en cuanto a cómo debe proceder las fuerzas de seguridad en cada caso, qué obligaciones y qué derechos tiene el ciudadano en estas circunstancias.
Otra cosa que debería hacer es priorizar los procedimientos efectivos a los efectistas. Es decir, hacer cosas que den resultados concretos y no meras puestas en escenas para calmar determinados estados de opinión pública.
Y, finalmente, lo que deberíamos hacer todos, en los más variado estamentos, es comenzar a abordar el tema del delito desde una perspectiva más amplia que la mera faceta de control y represión policial.
Algo ha pasado por lo cual no podamos caminar por la calle sin poner en riesgo nuestros bienes y nuestra vida y ese algo es de una magnitud tal que no lo va a resolver un policía o un gendarme más o menos.