Hasta hace poco tiempo envidiaba a mi vecino. Para ser justos, eran dos sentimientos los que me invadían: envidia pero también admiración.
En todos los planos, hay que admitirlo, él era superior: tenía un verdadero “pulmón verde” en el patio de su casa, era rico en cultura, gran jugador de fútbol, económicamente con algunas dificultades, como todos, pero siempre mejor que cualquier vecino del barrio y por último, todos queríamos ir a su casa: si por algo se caracterizaba este vecino era por su alegría, su fiesta y su música.
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Era tal el fenómeno que hasta un catedrático y escritor estadounidense le dedicó años de estudio y publicó un libro contando su historia y sus atributos.
Joseph Page se hizo famoso en esta parte del mundo por escribir una completa radiografía del peronismo pero también por retratar la historia y la actualidad de este caso único. ¿Cómo se llamaba ese libro? Brasil: el gigante vecino.
Peligros
Sin embargo, ahora todo lo que sale de este vecino es tristeza, preocupación e indignación. Con su nuevo inquilino de apellido Bolsonaro y de nombre Jair, ya nada es igual.
La pandemia puso al descubierto aún más lo psicópata y desequilibrado de este señor y lo peligroso que es tenerlo tan cerca.
Es el único en el barrio que no tiene un programa consistente, viable y racional para enfrentar el Covid-19.
Los muertos se cuentan por miles, lejos de aplanar la curva, la curva ascendente de víctimas fatales se acerca a la línea vertical. En las últimas horas hubo 844 muertes. En total, el país lleva 13.993 muertos y 202.918 casos confirmados.
Su nuevo ministro de Salud, Nelson Teich, que renunció este viernes, llevaba 20 días en su cargo y estaban en duda tanto sus conocimientos de salud pública y como su información sobre las decisiones del gobierno que integra: el martes se enteró de la medida de reapertura de gimnasios y peluquería (para Bolsonaro son servicios esenciales) por los periodistas durante una conferencia de prensa sobre la situación sanitaria.
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¿Qué dicen las proyecciones? Dos estudios recién publicados (uno de investigadores brasileños con la Universidad Johns Hopkins y otro con la de Oxford) indican que Brasil será el nuevo epicentro global de la pandemia.
Las tasas de mortalidad del gigante vecino siguen un aumento exponencial similar al de Estados Unidos. Por eso estiman que las muertes puedan alcanzar las 64.310 hasta el 9 de junio.
Colapso
La pulseada interna con los gobernadores de los estados confirma el negacionismo de un presidente que parece tener el barbijo en los ojos: muchos estados ya están al borde del colapso sanitario.
A los gobiernos de Sao Paulo y Río de Janeiro no les quedó otra que endurecer las restricciones de circulación para evitar contagios, lo cual derivó en duras críticas del presidente. Un mandatario que alienta a volver al trabajo para “salvar la economía”.
De cualquier manera el escenario económico no es alentador: la proyección oficial para este año habla de una contracción del 4,7 por ciento del PBI, la mayor caída anual desde el inicio de los registros, en 1900.
Así están las cosas en el barrio. El nuevo inquilino llegó lejos, sobre él también habló la revista científica The Lancet, editada en Gran Bretaña: "Tal vez la mayor amenaza al combate al Covid-19 en Brasil sea su presidente Jair Bolsonaro". Contundente.
Mi (ex) gigante vecino comparte medianera con otros diez. Ahora ninguno le envidia ni el presente ni el presidente. Todo es tristeza por los muertos. Tristeza que não tem fim.