Mauricio Macri se había parado tres veces antes de este jueves a la mañana ante la Asamblea Legislativa. En las tres gozaba de las mieles del respaldo en las urnas y la alta aprobación ciudadana a su gestión. Pero hizo discursos sin sorpresas, ni grandes definiciones, ni con un peso conceptual como para pasar a la historia.
Hoy fue ante la adversidad de un contexto político que muestra falta de respuestas claras de la economía, problemas acuciantes sin resolver, caída en la consideración pública y advertencias por la baja en la expectativa ciudadana respecto al porvenir. Y en ese contexto adverso, pronunció una alocución cargada de definiciones, con una agenda que va más allá de lo económico y se mete en cuestiones sociales muy sensibles, que suelen estar marginadas del discurso político.
Arrancó con sus clásicas definiciones de manual de autoayuda de buscar soluciones entre todos, de recorrer el camino sin atajos, de lo que viene es lo mejor, de que el gradualismo es la mejor manera de implementar las medidas económicas y así.
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Pero cuando entró a la agenda que le propone al Congreso para este año sorprendió a propios y a extraños.
La agenda que Macri le propone al Congreso para este año sorprendió a propios y a extraños.
En especial, en esa agenda social que los sectores progresistas venían reclamando sin encontrar eco parlamentario pese a la larga década de una gestión que se definía como progresista. La famosa reforma laboral vendrá en etapas. Ya se quemó con leche con la reforma previsional y ahora no quiere seguir llorando antes las vacas.
Por eso, tiró dos iniciativas que tendrán alto consenso: equidad salarial entre hombres y mujeres y ampliación de la licencia parental por paternidad. Hizo hincapié en la conciencia ambiental y la creación de más parques nacionales, como así también en normas que faciliten el acceso masivo a internet y que garanticen la neutralidad de la web.
Planteó la necesidad de normas para encarar el ese paradójico flagelo que padece el mundo y la Argentina: la obesidad y la desnutrición infantil. Propuso una discusión sobre leyes que eviten el embarazo adolescente no deseado, vinculadas a educación sexual, uso de métodos anticonceptivos.
Y admitió que impulsa un debate sobre la posible despenalización del aborto, dando a entender que está en contra, pero que quiere que se expongan todas las posiciones. Es muy poco probable que salga esa ley con la actual composición del Congreso pero no deja ser un elemento a destacar que un gobierno al que se tilda de conservador sea el que la impulsa cuando en los años “progre” era un tema tabú de debate parlamentario.
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También tiró algunas cuestiones de alta sensibilidad social, como el incremento de penas para conductores que maten a personas y la necesidad de legislar en materia de seguridad poniendo a las víctimas del delito como lo primero a proteger, lo cual algunos entienden puede implicar un aval a la mano dura.
De esta manera, y ante indicadores económicos no tan favorables, Macri intenta una fuga hacia adelante con una agenda de discusión social, a la cual el Parlamento no estaba del todo acostumbrado.